Incluso cuatro años después de que estallase el escándalo del Dieselgate, Alemania sigue atenta al goteo de acusaciones de fraude contra los capos de la poderosa industria automovilística. Ayer fue el turno de Volkswagen. La fiscalía pública de Braunschweig ha señalado a los tres máximos responsables de la compañía de haber engañado a sus accionistas al ocultar la magnitud de su estafa.

Según un comunicado emitido por la justicia alemana, esta da por probado que la cúpula de Volkswagen conocía la manipulación deliberada de millones de sus vehículos para esquivar los límites de emisiones contaminantes antes de lo que declararon sus altos mandos. Estos son el expresidente de la junta supervisora Hans Dieter Pötsch, el exdirector de la marca Herbert Diess y el expresidente del consejo de administración Martin Winterkorn.

El documento de 636 páginas señala que Winterkorn era conocedor de ese fraude desde mayo del 2015; Pötsch, desde finales de junio y Diess, desde finales de julio. El escándalo, conocido como Dieselgate, fue destapado en septiembre de ese mismo año cuando las autoridades medioambientales de EEUU detectaron el software instalado en los vehículos que les permitía verter más dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera de lo fijado en la legislación.

La fiscalía alemana también remarca que el triunvirato de Volkswagen fue negligente al no informar al mercado y especialmente a sus accionistas de las «considerables consecuencias» del fraude. Siendo engañados, los inversores del fabricante vieron cómo, tras destaparse el escándalo, el valor de las acciones de la compañía se desplomaban y con ellas su dinero.

Con esta omisión de información, señala la nota de la fiscalía, los directivos de Volkswagen violaron su «obligación» con sus accionistas e «influenciaron el precio de las acciones de la compañía de forma ilegal».

El trío directivo ya ha respondido al auto de la fiscalía asegurando que recurrirá la decisión.