Para aumentar las distancias en plena campaña, cualquier pronunciamiento del adversario puede ser usado en provecho propio. Siguiendo esta máxima, el PP se lanzó este jueves a exprimir la decisión de Albert Rivera de romper su indefinición y decir alto y claro, en el foro Primera Plan@, que no va a facilitar ni por activa, ni por pasiva, es decir, con una abstención, la investidura de Mariano Rajoy. Desde el presidente en funciones, pasando por María Dolores de Cospedal hasta Soraya Saénz de Santamaría, todos a una denunciaron el “empeño” del líder de Ciudadanos en que Pedro Sánchez sea presidente. Rechazaron que el líder de la cuarta fuerza política, según los resultados de diciembre, “quiera echar” al que se supone, según los sondeos, que volverá a ganar los comicios e incidieron en la idea de que C’s es una “subcontrata” del PSOE y que para que haya un jefe del Ejecutivo socialista lo mismo da apoyar al partido socialdemócrata que al naranja.

Ya antes de que se convocaran las elecciones, el PP opinaba que buena parte de la militancia de Ciudadanos, especialmente la de perfil más conservador, no ve con buenos ojos el acercamiento de Rivera a Sánchez. De ahí que la determinación del primero en dejar claro su veto a Rajoy sea visto por el PP como un posible filón electoral en una campaña tan reñida y en la que el partido conservador necesita aumentar su número de escaños (123 logró en Navidad) si quiere partir con más fuerza a la hora de buscar que nadie bloquee la investidura de Rajoy.

Además, el pronunciamiento de Rivera no ha sorprendido en el cuartel general del PP, especialmente después de que en el debate a cuatro quedara patente que Ciudadanos vendería caro su apoyo a Rajoy. Pese a ello, la dirección conservadora considera que el dirigente catalán “cambia de opinión como de camisa”, recuerda que ya traicionó su promesa de que solo apoyaría la lista más votada y por ello sigue confiando en que, tras las elecciones y especialmente si el PP sale reforzado, Rivera vire de nuevo.

A este respeto, Rajoy aclaró que declinará de nuevo presentarse a la investidura si no consigue apoyos y antes de conocer la reflexión de C's reclamó a los partidos constitucionalistas que, si no hay acuerdo, al menos faciliten con su abstención que él pueda seguir gobernando.

RECHAZA DAR VÍA LIBRE AL QUE TENGA MÁS ESCAÑOS

Asimismo, rechazó la petición del socialista Jordi Sevilla de que se dé vía libre a quien tenga más apoyos, pero parlamentarios. Según Rajoy, su fórmula de permitir formar Ejecutivo al ganador de las elecciones es “más democrática” porque “no es lo mismo ser el más votado por los españoles que por tres o cuatro partidos”. “No tiene sentido que el más votado haga presidente al segundo o tercero más votado”, remachó en una entrevista en RNE.

Posteriormente, visitó una explotación ganadera en Asturias, desde la cual afirmó que frente a las fuerzas que piden "cambio" él empezó a "cambiar" España con sus reformas hace cuatro años. De ahí se trasladó hasta Pontevedra, donde volvió a pasear por sus calles y el lugar donde el pasado diciembre un ciudadano le dió un puñetazo y le rompió las gafas. En esta ocasión, Rajoy no encontró ningún problema.