Hace trece años un gobierno de socialistas e independientes adjudicó por concurso público el bar de la ermita de Vinaròs. El ermitaño pagaba un alquiler por el local y se hacía cargo de mantener la ermita en perfectas condiciones de limpieza, con la obligación de vivir en la ermita, garantizar su seguridad, etc.

En el 2008 otro alcalde socialista volvió a sacar a concurso público el bar de la misma forma que en el 2012 el gobierno del Partido Popular. Después de 13 años con la misma familia trabajando allí tras ganar tres concursos públicos con tres alcaldes diferentes y de diferente signo llegó el tripartito liderado por Podemos y el resultado es que hoy la ermita está cerrada.

Los prejuicios del tripartito y la obcecación de algún concejal gestaron un pliego de condiciones infumable, que por dos veces ha quedado desierto porque nadie en su sano juicio ve la viabilidad de un negocio con esas condiciones. Lejos de rectificar el tripartito de Podemos, PSOE y Compromís, inician ahora un procedimiento negociado aunque al concejal de Medio Ambiente se le haya escapado en una rueda de prensa que ya tienen a tres empresarios que se presentarán. Y lo dicen antes de aprobar las bases. A esta manifiesta irregularidad se le suma un decretazo el pasado jueves ordenando al actual concesionario el desalojo inmediato de las instalaciones.

La realidad es que donde antes el ermitaño limpiaba la ermita ahora es el ayuntamiento, con el coste económico que supondrá y con una iglesia cerrada. La gestión de los tripartitos queda al descubierto una vez más y los vinarocenses pagando sus consecuencias. H

*Diputado provincial