Nuestra Iglesia no puede dejar de cumplir la misión que Jesús le ha confiado. La Iglesia existe para evangelizar; ésta es su razón de ser y de existir, su gozo más profundo. A pesar de las dificultades para el anuncio y vivencia del Evangelio, de la secularización de nuestra sociedad, de los intentos de silenciar la fe cristiana, nuestra Iglesia ha de de seguir llevando el Evangelio a todos, con su palabra y con sus obras.

Para cumplir esta tarea que Jesús le encomendó, nuestra Iglesia cuenta con la asistencia del Espíritu Santo, con la fuerza de la Palabra de Dios y con los Sacramentos, que son el medio para que la buena noticia y la gracia salvadora de Jesús llegue a quienes acojan la nueva Vida que brota de su muerte y resurrección. Pero nuestra Iglesia necesita también de medios humanos: personales, materiales y económicos, porque vive y actúa en este mundo. Es necesaria, en primer lugar, la implicación personal, activa y responsable de todos los bautizados en la vida y en la misión de nuestra Iglesia, y es precisa también la colaboración económica de todos nosotros. Sin medios económicos, no podemos llevar a cabo la atención humana y espiritual de todo aquel que se acerca a nosotros ni podemos mantener tantos servicios caritativos y pastorales necesarios para la evangelización.

Todo católico tiene el deber de ayudar a su Iglesia en sus necesidades y de colaborar económicamente con ella. La financiación de nuestra Iglesia depende de todos cuantos la formamos. Siempre ha sido así. Un modo muy importante de colaborar económicamente con la Iglesia católica es marcar con una X la casilla destinada a la Iglesia católica en la declaración de la renta que ya ha comenzado. Recordemos que al poner la X no pagamos más impuestos. Poner la X para la Iglesia católica es un modo eficaz de ayudar a nuestra Iglesia y a nuestras parroquias en bien de todos.

*Obispo de Segorbe-Castellón