El 23 de mayo del 2006 empezó mi calvario y el de 1,3 millones de familias de este país. Ese mismo día vendí y compré, liquidando así dos hipotecas que tenía contratadas con una entidad bancaria y las dos referenciadas al euríbor, para firmar la de mi actual vivienda. Nunca se me informó de que mi hipoteca estaría referenciada al IRPH, ni me dieron ninguna comparativa de los diferentes índices existentes. Cuando el euríbor empezó a bajar y pregunté a mi entidad bancaria por qué a mí no me bajaba la hipoteca, me respondieron que no me preocupara, que ese índice era mejor, más estable. No recuerdo cuántas veces acudí a mi entidad a pedir explicaciones. El 2013 dejó de existir el IRPH Cajas con el que estaba referenciada mi hipoteca y, al pedir explicaciones al director, ya me dejó muy claro que era lo que marcaba la ley y que ellos no tenían ninguna culpa. Mi hipoteca se había convertido en fija con el interés del 3,79% para el resto de la deuda. Que el euríbor estuviese en negativo fue para muchas familias un alivio, a otras nos dejaron con unos intereses que no te daban otra opción que decidir entre pagar o comer. Aguanté hasta junio de este año, cuando decidí demandar a mi entidad bancaria. El Banco de España admite que este índice puede ser manipulado y Europa lo cataloga como poco transparente, pero a mí me ha costado más de 50.000 euros. Solo me queda confiar en la justicia. Unas 60.000 sentencias ganadas nos da la esperanza de que esto puede cambiar. H

Esther Hermoso