“Después del 14 de marzo todo es diferente. Somos un sector esencial, sí, pero nuestra actividad se ha reducido en un 60 ó 70%”, destaca Natalia Monfort, taxista de 41 años, quien agrega que “lo normal era hacer una media de 18 servicios diarios, pero en las últimas semanas estamos alrededor de los 6 ó 7”. Evidentemente, para la realización del trabajo han tenido que adoptar todas las medidas de seguridad posibles. “Hay que transmitir seguridad al cliente, además de protegerse a uno mismo, que a su vez repercute en tu familia. Así, he instalado una mampara de separación en el coche, me he comprado un ionizador que llevo conectado siempre durante mi jornada laboral y cuento con provisión de mascarillas, guantes, gel hidroalcohólico... Pero hay que señalar que todo ello conlleva un gasto más”, confiesa. Todo parece como si se tratara de una “película de ficción”, dice Monfort, taxista de SuTaxi Castellón desde hace un tiempo, quien añade que “quiero pensar que tendremos un final feliz, pero mientras convivamos con el covid-19 nos vamos a tener que resignar a llevar nuestras relaciones sociales a distancia y con desconfianza entre nosotros. Me gustaría dar muchos ánimos y cariño a nuestros clientes, mimarlos más que nunca, todos lo necesitamos y ellos se lo merecen, son parte de nosotros”, concluye Natalia.