L a decisión del Gobierno de que el rey Felipe VI no asistiera en Barcelona al acto de entrega de despachos de los nuevos jueces sigue siendo generando polémica e indignación en el Poder Judicial y en el PP, entre otros estamentos. Hasta el punto de que el presidente del PP, Pablo Casado, se mostró ayer rotundo en su defensa de la monarquía con un duro mensaje en que exigió el cese del ministro de Consumo, Alberto Garzón, la reprobación parlamentaria del vicepresidente Pablo Iglesias y una comparecencia en el Congreso de los Diputados del presidente Pedro Sánchez tras los «ataques» contra la monarquía. «Ser parte de un gobierno no proporciona un blindaje para atentar contra las instituciones», aseguró.

En una tajante intervención por videoconferencia con motivo de la clausura de la Escuela de Verano del PP de Aragón, acusó a la coalición del PSOE y Unidas Podemos de buscar «la erosión de las instituciones democráticas» amparados en las fracturas, los radicalismos y la discordia. En este contexto reclamó nuevamente la unidad del voto de la derecha para superar en las urnas «una calamidad de Gobierno» para aportar «trabajo por el bien común, respeto y lealtad».

La reacción de los populares llega horas después de las críticas de ambos ministros al monarca por telefonear al presidente del Poder Judicial y del Supremo, Carlos Lesmes y decirle que le «hubiera gustado» estar en Barcelona. Garzón e Iglesias recordaron a Felipe VI su deber de neutralidad. «Ni la Constitución, ni la monarquía, ni las leyes, ni la oposición son el problema de España, sino un Gobierno apoyado en alianzas cuyo único vínculo reconocible es obligarnos a desandar el camino que hemos recorrido juntos desde 1976», afirmó Casado.

El discurso, ante exministros como José Manuel García-Margallo o el hijo del dirigente popular aragonés asesinado por ETA Manuel Giménez Abad, no ofreció espacios para la tregua hasta el punto de considerar a Sánchez «el único responsable» de tener en el Gobierno a un partido «imputado por financiación irregular, defensor de la tiranía venezolana, nostálgico de la barbarie comunista y aliado de los albaceas del terrorismo etarra y de los independentistas catalanes».

El líder de los populares recordó que la monarquía fue votada «abrumadoramente» hace 40 años [en referencia al referéndum de la Constitución de 1978, en el que no se votó solo la monarquía, sino la Carta Magna en su conjunto, incluida la forma de Estado] y añadió que la voz de su partido va a ser «especialmente clara» en la defensa de la Corona y de Felipe VI por lo que representa para «la continuación histórica de la nación».

La intervención terminó con un «desde la lealtad patriota, viva el rey y viva España» tras lamentar «el eclipse moral» en el que a su juicio están sumidas las instituciones estatales. «Los españoles no podemos dormir bien con esta calamidad de Gobierno», expresó recordando la génesis de la coalición actual. H