El primer enfrentamiento directo y en todo el Estado entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón se ha saldado este jueves con una victoria pírrica del primero. La propuesta organizativa del secretario general para el próximo congreso de Podemos, conocido como Vistalegre II y que se celebrará en Madrid del 10 al 12 de febrero, ha ganado en la consulta entre las bases del partido morado por un escasísimo margen. Su esquema ha logrado 40.380 votos (el 41,57% del total) frente a los 38.419 del modelo defendido por el sector del secretario político del partido moarado (39,12%) y los 10.313 del sector anticapitalista (10,5%).

Se trataba de una votación altamente técnica, donde no se dirimía el contenido del cónclave sino su formato: el sistema de elección del nuevo proyecto y la nueva dirección. La propuesta de Iglesias, que cuenta con el apoyo de gran parte de las cúpulas autonómicas, consiste en una votación conjunta sobre las propuestas políticas y los candidatos, a través de un sistema que favorece a la lista mayoritaria. “Las personas tienen que estar ligadas a las ideas. Yo no quiero que la gente me vote por mi cara”, ha venido defendiendo el secretario general.

Errejón, que no discute el liderazgo de Iglesias, a quien le une una larga y estrecha relación abundante en roces durante los últimos tiempos, considera que esa fórmula impide un debate sobre el rumbo de Podemos. El número dos y portavoz parlamentario del partido abogaba por votaciones separadas, mediante un método más proporcional. “Primero las ideas políticas y luego las caras”, ha señalado en las últimas semanas.

Y después, por último, estaba la propuesta del sector anticapitalista, encabezado por el eurodiputado Miguel Urbán. En lo organizativo coincide con la corriente ‘errejonista’, a través de un partido más descentralizado, pero en términos políticos se sitúa más cerca de las tesis de Iglesias: radicalización del discurso y mayor presencia en la protesta social.

LAS CONSECUENCIAS

Aunque en la superficie se tratase solo de cómo enfocar el congreso, lo que se ha dirimido tendrá importantes consecuencias en el discurso del partido morado, algo que explica en parte la elevada participación en esta convocatoria: 99.612 inscritos votaron desde el lunes, un 22,7% del total de las bases (436.452), y el 38,9% si solo se toma en consideración los militantes “activos” (254.533), que son los que han participado este año en alguna otra consulta.

“Si el documento de estrategia política que presenta mi equipo sale derrotado, yo no puedo ser secretario general. No quiero serlo a toda costa; solo si los compañeros están de acuerdo con el proyecto de mi equipo. No es ningún drama ni ningún problema, pero las personas tienen que estar vinculadas a las ideas”, señaló el pasado martes Iglesias en Radiocable, convirtiendo así esta consulta en unplebiscito sobre su autoridad. Bajo este prisma, los resultados de este jueves, cuya comunicación se retrasó tres horas debido a un "problema técnico", ponen de manifiesto que el secretario general se enfrenta a una fuerte contestación interna. Casi el 60% de los militantes que han votado no han respaldado su propuesta.

Tres días antes de estas declaraciones, Iglesias pidió que del próximo congreso surja un Podemos sin facciones. “No se deben construir bloques, ni corrientes ni partidos dentro del partido irreconciliables después del proceso”, dijo en el Consejo Ciudadano de la organización. Fue un mensaje directo a Errejón durante una cita que sirvió para pactar, tras cinco horas, el equipo técnico que debe preparar el cónclave de febrero. Está integrado por siete miembros: tres ‘pablistas’, tres ‘errejonistas’ y un anticapitalista. Un síntoma más de que esas facciones que Iglesias quiere combatir se encuentran, al menos de momento, muy lejos de desaparecer.