Las negociaciones del PSOE y ERC hacia la investidura avanzan, todavía sin fecha y no exentas de tropezones. Tras dos reuniones oficiales y un rosario de contactos discretos, ambos partidos se concentran ahora en encontrar un formato de diálogo, un foro para resolver el «conflicto político», un organismo en el que los independentistas puedan plantear reivindicaciones como la soberanía, dentro de la ley. Socialistas y republicanos admiten que esa es la clave para que cristalice el acuerdo. Pero para llegar a este punto de acercamiento, ambos han tenido que moverse. El PSOE ya no ciñe el diálogo a la comisión bilateral entre administraciones, como proponía. ERC ha transitado de pedir una mesa entre el Gobierno y la Generalitat a hablar, genéricamente, de un «instrumento». Y en este minuto y resultado, Pedro Sánchez empieza a dar por hecho un pacto que, garantiza, será «constitucional y público». Ese darlo por hecho, a su vez, enervó a ERC por entender que era mera presión. Los republicanos adviertieron al PSOE de que se plantean suspender la reunión prevista para el próximo martes.

Desde la cumbre de la OTAN, en Londres, el presidente eludió concretar qué formatos están explorando para ese nuevo foro, pero habló desde el optimismo, vacunándose contra las críticas que, desde la derecha o en las filas del propio PSOE, puedan acusarle de cerrar acuerdos opacos, en los límites de la legalidad, con el independentismo. «Puedo garantizar dos cosas: va a estar dentro de la legalidad democrática y será público», señaló.

Las negociaciones se centran en encontrar una fórmula para abordar la crisis en Cataluña, admiten fuentes socialistas y republicanas. Hasta ahora, cada vez que ERC pedía una mesa de negociación entre el Gobierno y la Generalitat para abordar el «conflicto político», el Ejecutivo les señalaba la comisión bilateral entre ambas administraciones. Se trata de un órgano alumbrado por el Estatut, que el PP mantuvo inactivo siete años, y que Sánchez recuperó en julio del 2018, poco después de llegar a la Moncloa.

La formación independentista rechaza la comisión bilateral. Los republicanos alegan que ahí se tratan temas específicos, como inversiones y conflictos competenciales, pero se queda pequeña para abordar una crisis territorial de esta magnitud. Y sobre todo, continúan, ese ente emana de un texto estatutario que, descabezado por el Constitucional en el 2010, no ha sido refrendado por la ciudadanía catalana.

admitir «lo obvio» / Este miércoles, por primera vez, el PSOE reconoció que el diálogo trasciende la comisión bilateral y que debe estudiar un nuevo «cauce» dentro de la ley para que los independentistas puedan plantear sus reivindicaciones. «A veces lo obvio en este país constituye un escándalo. Pero es lo más razonable. Se trata de buscar desde la asunción de ese problema, de que tenemos un problema que afecta no solo a Cataluña, sino al conjunto de España, tratar de encontrar, como a todo conflicto, cauces de expresión de tal forma en que no sea necesario ni nadie tenga que recurrir a situarse fuera del ordenamiento jurídico. ¿Cuál es el instrumento para ello? De eso estamos hablando», explicó el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, uno de los negociadores.

ERC también ha allanado el acercamiento, aunque se mueve en un contexto especialmente hostil que dificulta las cesiones. Cuando comenzaron las negociaciones, la formación de Oriol Junqueras defendió una mesa de negociación entre el Gobierno y la Generalitat, como la que se dio en la declaración de Pedralbes, el diciembre del año pasado en Barcelona. Esta semana, sin embargo, los republicanos han pasado a pedir un «instrumento», sin concretar mayores detalles. Asumen que ahí se deben sentar, igualmente, ambas instituciones, pero sitúan la reclamación en un espacio abierto a la creatividad.

A la espera de que se concrete si la próxima reunión negociadora, el próximo martes, se fije en Madrid o en Barcelona, las señales son positivas. «Hay un aire de acuerdo», señala un alto cargo del Gobierno. «Las conversaciones van bien. Y van bien porque son discretas», admitió Sánchez. Y un dato revelador: en el primer encuentro oficial, el PSOE y ERC tardaron una hora y media en consensuar el espíritu de los comunicados que emitieron. En la segunda reunión solo necesitaron quince minutos. Y el texto fue común.