Situada en el norte de la provincia de Castellón, en la comarca del Baix Maestrat y a orillas del Mediterráneo, Benicarló es una localidad que cuenta con cerca de 27.000 habitantes.

Fue el primer alcalde de la era democrática, el insigne doctor José María Febrer, el que acuñó e hizo popular una de las frases que bien podrían ser un eslógan publicitario para atraer turismo: «Benicarló tiene de todo», y no le faltaba razón. Además de contar con todos los servicios de las grandes ciudades, la localidad conserva como un tesoro los vestigios de su pasado, tanto histórico, como cultural e industrial. Prueba de ello es el yacimiento arqueológico del Puig de la Nao, que, junto al de la Tossa o al submarino de las Rocas de la Barbada, ubicado frente a la desembocadura de la rambla de Cervera, permiten conocer a todo aquel que desea adentrarse en la historia de la localidad cómo era la vida y costumbres de sus primeros pobladores. Además de una visita más que recomendable a estos lugares, otro espacio emblemático, el otrora convento franciscano reconvertido en el Mucbe (Museu de la Ciutat de Benicarló) expone de forma permanente buena parte de los restos localizados en los diferentes yacimientos del término municipal. La muestra, bajo el título de Tresors arqueològics, se renueva constantemente gracias al trabajo de restauración que se lleva a cabo en la recuperación, documentación y clasificación de las piezas.

En el corazón del casco antiguo del municipio también se conservan huellas del crisol de culturas que habitaron Benicarló, que nació como una alquería árabe llamada Benigazlum formada por 24 casas.

En el recorrido por el casco histórico destacan también edificios como el Ayuntamiento, una casa señorial de estilo renacentista conocida como la antigua casa de la Baronesa y que perteneció a la familia Ortembach-Sorlí. No muy lejos, en la avenida Juan Carlos I, se levanta la Casa Bosch, cuya fachada es un magnífico ejemplo de arquitectura modernista y que actualmente es sede de una entidad bancaria. A pocos pasos se encuentra la Casa dels Miquel, una mansión de estilo barroco que guarda entre sus muros un valioso tesoro: una cocina decorada con cerámica valenciana del siglo XVIII donde se representan escenas domésticas típicas de la época. También en este inmueble se encuentra una capilla ornamentada con paneles cerámicos de temática religiosa.

TURISMO EXPERIENCIAL

La agricultura de Benicarló no solo es uno de los motores de su economía, también tiene una importancia clave en su patrimonio cultural y etnológico y, desde hace unos años, ha adquirido especial relevancia como dinamizador del turismo.

A la rica y variada arquitectura rural se une un pasado en el que el comercio del vino Carlon fue de vital importancia para el desarrollo de la localidad. Varios cellers, donde se almacenaba el afamado caldo, se levantaban en las inmediaciones del puerto y todavía se conserva alguna de estas construcciones, como el Almacén de la Mar, transformado desde hace algunos años en espacio cultural.

Recuperar el vino Carlon fue el ilusionante proyecto en el que se embarcaron un grupo de productores hace 8 años y que ahora, de la mano del Ayuntamiento, se promociona como uno de los activos turísticos. A través de actividades para todos los públicos, el vino Carlon será un complemento esencial de la oferta gastronómica local, además de un nexo perfecto entre el pasado comercial y emprendedor del municipio y la modernidad del actual sector turístico, de la misma forma que ya se hace con la reina de la huerta local: la Alcachofa de Benicarló, con Denominación de Origen Protegida.