Joven de su tiempo, vivirá pasado mañana una de sus experiencias vitales más hermosas, ser clavario de la fiesta principal de la Mare de Deú del Lledó. Pertenece a una familia muy arraigada en las tradiciones de Castellón (su madre fue miembro de la Junta de Festes, su hermana ‘dona de companya’ y han estado vinculados a la gaiata 8) en una vocación de compromiso con lo más nuestro, con lo más pairal.

Victor Ignacio Palacio Bernad, considera un “honor” poder ocupar el clavariato, -clavario viene de llave, llave que abre la devoción a la Virgen y que encierra los sentimientos de fe y de castellonerismo que se encierran en la pequeña figura mariana, protectora de los castellonenses-. Y es que el pueblo de Catellón vuelve sus ojos hacia la patrona y mas estos días cuando la basílica se convierte en un torrente de oraciones, plegarias, lágrimas y vítores hacia la imagen mariana más castiza. “Los castellonenses quieren mucho a su Virgen”, dice Palacio, quien afronta con mucha “emoción” la responsabilidad de un cargo que tiene como privilegio el poder llevar la bandera de la Real Cofradía en la procesión general, símbolo y emblema de una fe transmitida de padres a hijos en el siempre placentero devenir de las creencias y el espíritu.

Y, así lo ha ido experimentando desde que fue elegido hace apenas un año, siendo testigo de ese fenómeno, a veces inexplicable del porqué los ciduadanos acuden en masa a la basílica, “para estar cerca de la Virgen, para tenerla próxima, para darle las gracias, para rezarle”.

Estudiante de Periodismo en la Universitat Jaume I, Víctor Palacio, considera que la juventud tendría que implicarse más en las fiestas patronales de la Virgen del Lledó. “Es necesario que los jóvenes asumamos compromisos mayores con nuestras tradiciones”, indica.

Con todo ello, el clavario 2016 desea estar a la altura de lo que se le exige en su cargo. Quiere no defraudar y hacer todo lo posible para que las fiestas de la Mare de Déu del Lledó del 2016 tengan el esplendor y la magnificiencia que se merecen como ejemplo de esa unión indisoluble entre Castellón y su patrona, la Lledonera. H