Es la modalidad por excelencia en la caza, que se convirtió en competición en 1969. La actividad deportiva dura seis horas y tras delimitar el terreno, el conjunto cazador-perro pone a prueba su capacidad. Las especies que puntúan son las habituales en una jornada cinegética: perdiz, conejo, liebre... Un juez acompaña a cada participante y da fe de lo acontecido.