Los municipios volverán a la normalidad. Aunque todavía se desconoce cuándo con exactitud, lo que es indudable es que al igual que los servicios públicos esenciales no han dejado de prestarse en todo este tiempo, los consistorios retomarán su actividad y deben tener la capacidad para hacerlo con totales garantías. Es por ello que el equipo de gobierno de la Vall d’Uixó desde el primer día de esta crisis sanitaria internacional reforzó la tesis de que cualquier medida que se adoptara sería “responsable, porque es nuestra obligación gestionar los recursos públicos con amplitud de miras, pensando más allá del ahora”. Así, todas las acciones anunciadas hasta el momento buscan, según precisan, la recuperación económica del conjunto de la ciudadanía, pero sin poner en riesgo la viabilidad de la vida municipal.

La prioridad en un primer momento fue dar respuesta a la alerta sanitaria, proteger a los vecinos, un esfuerzo que ha tenido, y tiene todavía en la actualidad, su principal exponente en todas las medidas que se tomaron en la Llar Sagrada Família --de las pocas residencias de titularidad municipal de la provincia y que, hasta el momento, no ha registrado ningún positivo, ni de trabajadores ni usuarios--, así como en la acciones desarrolladas para proteger a los más vulnerables y los más expuestos al contagio.

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Pero llegados a este punto, con cierta estabilidad alcanzada y sin bajar la guardia mientras persista el estado de alarma, el Ayuntamiento ya tiene la mirada puesta en el mañana, en cómo la Vall podrá superar la crisis social y económica derivada de la sanitaria. Y para ello, tras analizar la situación presupuestaria municipal, se llegó a la determinación de habilitar una partida de 200.000 euros que se convertirá “en un escudo social”, como destaca la alcaldesa, Tania Baños, “con el que proteger a los más vulnerables”.

Y si bien son muchas las personas y empresas que sentirán con dureza este paréntesis obligado, el sector vinculado con los servicios y la hostelería es uno de los más afectados y en ellos se ha pensado a la hora de aplicar una exención en el pago de la tasa de las terrazas, así como la autorización para la ampliación de las mismas mientras existan limitaciones de aforo que afecten al normal desarrollo de su actividad.

Especial preocupación despierta cómo remontará el comercio tras dos meses de confinamiento, por lo que se han flexibilizado --así como para el resto de la ciudadanía-- el pago de los impuestos.

Y para que las zonas más céntricas, las que habitualmente concentraban la actividad social de la ciudad, puedan ir recuperando paulatinamente su función de centro de reunión de la ciudadanía con todas las garantías sanitarias y de seguridad, el Ayuntamiento ha anunciado la restricción temporal del paso de vehículos en la calle Salvador Cardells desde la avenida Jaume I hasta la calle Padre Melià. El cierre se producirá de viernes por la tarde hasta domingo por la noche. Solo estará autorizado el acceso a las cocheras de los vecinos.

El equipo de gobierno “ha hecho un esfuerzo muy importante en este tiempo” para replantear el presupuesto del 2020, que llevaba apenas dos meses y medio en ejecución cuando se decretó el estado de alarma, a fin de “reestructurar cada partida, analizar las prioridades y las necesidades para habilitar fondos para dar respuesta a las necesidades esenciales de los vecinos”, concluye Tania Baños.