El príncipe Ermias Sahle-Selassie, nieto del último emperador de Etiopía, Haile-Selassie I, considerado por los rastafaris como su dios, está este año en el Rototom como invitado de excepción, un hecho insólito. Participará hoy en una charla en la Reggae University, a las 17.30 horas, en la que hablará de la importancia de Etiopía para el patrimonio cultural y espiritual en el mundo. Es la primera vez desde 1971 que un miembro de la realeza etíope visita España. El último fue el emperador y en 2021 habrá un acto oficial para celebrar los 50 años desde la visita.

-¿Por qué ha decidido venir al Rototom de Benicàssim?

--He sido invitado por el embajador de Nacionales Unidas de los Estados Africanos, Mussie Hailu. En mi intervención hablaré sobre la importancia del reggae en las personas, teniendo en cuenta que la Unesco lo ha declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. La mayoría de las personas asocian el reggae a Jamaica, pero ahora ya está en Japón... y en todo el mundo. Es una música a nivel global. Transmitiré mi experiencia personal, porque el reggae está muy ligado a la historia de mi familia.

-¿Qué significa o representa el reggae para usted?

---Para mí significa unir a las personas. Me encanta Jamaica y me recuerda a este país que quiero muchísimo. He tenido el privilegio de conocer a gente como Bob Marley y el reggae me recuerda mucho a algunos amigos.

-¿Y cómo era Bob Marley?

---Era vergonzoso, tímido. No hablaba mucho. Pero cuando salía a los escenarios se transformaba. Lo conocí cuando yo estaba viviendo en Londres, tenía relación con sus amigos y familia.

-¿Qué transmite el reggae?

---Paz, amor... y hacer un examen de conciencia sobre el futuro. Es una música para pensar.

-¿Cuál piensa es la mayor contribución del Rototom?

---Que une a las personas y propicia que haya más tolerancia para ayudar al desarrollo de conceptos como la paz, los derechos humanos, el medio ambiente...

-¿Por qué cree que consideraban a su abuelo como un dios?

---Mi abuelo fue un devoto cristiano ortodoxo. Nunca quiso ser dios, ni promovió el consumo de cannabis. Los rastafaris no pueden creer en un dios que, por ejemplo, ha justificado la esclavitud, como han hecho algunas religiones. Mi abuelo no lo justificaba. Por eso que buscaban esperanza en él. Más que un dios, le veían como un profeta, que podía aportar algo de luz.

-¿Y por qué piensa que pasó a la historia?

---Era una persona muy valiente, que hablaba por las personas que no tenían voz. Fue importante para la causa de su país, luchó contra las invasiones, como la de Mussolini, las conquistas, los derechos de las pequeñas naciones. Fue víctima de las armas químicas, que destruyó el país y mató a muchas personas.

-¿Sabe cuál fue el motivo por el que la revista ‘Time’ lo eligió hombre del año en 1935?

---En ese periodo lo eligieron porque era probablemente el líder negro más importante y con más influencias en ese momento.

-Actualmente hay una república en Etiopía. ¿Cómo cree que está la situación del país?

---Están inmersos en un proceso democrático, pero todavía hay mucho que hacer. Económicamente y a nivel de comida, seguridad... están mucho mejor.

-¿Considera que puede volver a haber una monarquía?

---Ahora parece que hay un proceso, que se vuelve a reconsiderar ese tema, pero es muy difícil contestar a esa pregunta.

-Hoy en día, usted es presidente del Consejo de la Corona en el exilio y reside en Washington. ¿Cuál es su papel?

---Nos estamos alejando de lo que es la política y estamos buscando la conservación cultural y de la historia de nuestro país. También colaboramos en obras filantrópicas, de educación, salud... Y trabajamos con oenegés en temas fundamentales para África como tener un agua limpia y potable, porque es el mayor problema en la actualidad, ya que transmite muchas enfermedades. También ayudamos a personas de Etiopía y, en general, de África con dificultades.