Sorprendente e inquietante. Els nens desagraïts, metáfora de soledades vacías y desazones, se representó ayer en el Teatro Principal de Castellón. Una obra que versó sobre la fe como método de salvación, como aislamiento emocional y como forma de autoprotección frente al mal.

Con un texto de Llàtzer Garcia, la representación tiene un momento impactante, la quema de discos de Led Zeppellin, una música del infierno y que corrompe a las almas. Una historia apasionante y cíclica donde se ven los egoísmos más ultramontanos para salvarse uno mismo con la excusa de salvar a otros.

El texto de Garcia habla de la vulnerabilidad del ser humano y la constante lucha por la vida y el futuro. Magistral actuación de los cuatro actores que intervienen en la representación, especialmente Teresa Vallicrosa en su papel de La Mare, recta y firme, con una gran carga de dolor.

Actuación versátil de los miembros de la compañia Arcàdia y Temporada Alta de Girona que con un juego de luces de oscuridades y amarillos da un tono espiritual al relato.