El arte sacro regresa al interior de la provincia de la mano de la tercera exposición de la Llum de la Memòria, cuyo inicio tuvo lugar ayer en Jérica y en Caudiel. Impulsada por la Diputación, su presidente, Javier Moliner, acudió al acto de inauguración y allí aseguró que «la colección es un emblema del orgullo que significa ser de Castellón, al mismo tiempo que representa un motor turístico para la provincia».

La tercera edición de la Llum de la Memòria cuenta con 53 obras distribuidas por sus cuatro sedes del Alto Palancia y se podrán ver hasta enero. Se trata de un compendio de 16 esculturas, un textil con importantes trabajos de restauración, tres retablos, diez piezas de orfebrería y un libro.

Las sedes elegidas para albergar piezas de la colección son la iglesia del convento de las Carmelitas y la parroquial de San Juan Bautista de Caudiel, con 15 y 18 obras respectivamente; y la iglesia del Socós de Jérica, con 18 obras; y el museo de esta localidad, con el espectacular retablo de San Jorge y otra obra más.

El convento de las Carmelitas Descalzas, igual que el vecino convento de los Agustinos --ahora iglesia parroquial-- fueron fundados por Pedro Miralles, aunque su apertura se dilató más de cuarenta años hasta 1671.

El antiguo convento de los agustinianos del Socós fue fundado en 1570 por fray Rodrigo de Solís en la parte de extramuros de la población de Jérica. Durante la guerra civil del 36, la iglesia conventual fue saqueada y destruida, aunque no totalmente.

Moliner comprobó en persona durante su recorrido lo que ya pueden disfrutar los visitantes de la exposición a lo largo de las cuatro sedes. En ellas se ha llevado a cabo una importante labor de restauración y es por ello por lo que el presidente provincial indicó que «gracias a las manos mágicas de los restauradores de la Diputación hoy se puede disfrutar de este espectacular camarín de la Virgen en Caudiel».

Además, tal y como afirma el máximo responsable de esta institución provincial, «la recuperación y mantenimiento de estas obras y de estos edificios incide directamente en el mantenimiento y recuperación de la historia de los pueblos, en el conocimiento de su trayectoria histórica y, por lo tanto, en el arraigo de sus gentes». «Estamos muy orgullosos de nuestro patrimonio y hacemos de él un atractivo de futuro», añade Javier Moliner.

El turismo // El historial de las ediciones anteriores de la Llum de la Memòria confirma la gran incidencia turística que tuvo esta iniciativa para Villahermosa del Río, Benassal y Castellfort. Y es que en el pasado 2017 se consiguió que 11.000 personas visitaran la exposición del Alt Maestrat. Para esta nueva edición prevén superar dichos números.