Al detalle. Con todos los matices. Entre las luces y las sombras. El libro El Cristo Yacente de la Cofradía de la Purísima Sangre de Castellón. Una visión única, de Pascual Mercé, ofrece imágenes nunca vistas y apreciadas de la que posiblemente es la «mejor escultura de arte religioso de la ciudad».

Un conjunto de 80 fotografías que reflejan «la obra en toda su dimensión artística y devocional», explica Mercé en una publicación que da la oportunidad de ver la pieza en el anterior y posterior estado tras su reciente restauración, a cargo del Servicio de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Diputación Provincial. Fue un exhaustivo trabajo que incluyó sesiones de radiodiagnóstico y tomografía axial computerizada (TAC), y que detectó los graves daños que sufría en su interior la imagen».

Un proceso que se realizó «en un espacio idóneo para estudiar y fotografiar la figura de manera exhaustiva, gracias a las buenas condiciones y al empleo de diferentes técnicas de iluminación, así como a procesos fotográficos de alta tecnología», relata el autor del trabajo.

El fotógrafo confiesa que «después de 30 años de profesión, este trabajo iba a ser un reto para mí, con una gran resposabilidad». Mercé apela a los grandes estudiosos de la imagen como los de Ángel Sánchez Gozalbo, Juan Antonio Balbás, José Sánchez y Antonio Gascó, u otros con gran devoción e inspiración por la obra, como Juan Bautista Porcar. El fotógrafo, además, incide en que, después de todo un recorrido «lleno de vicisitudes y dificultades, posiblemente no habrá otra oportunidad como esta para ver el llamado Sant Sepulcre en todo su esplendor».

Rasgos manieristas // Mercé entra detalladamente en los rasgos del cuerpo, de las manos, de los pies, del torso, de la cabeza y de toda la composición de una obra crucial en el arte castellonense.

Del valor de la pieza, lamentablemente de autor anónimo, habla en el libro Ferrán Olucha, actual director del Museu de Belles Arts. «Sin duda, una de las mejores tallas del siglo XVI conservadas en nuestras tierras que muestra claros rasgos manieristas». «De composición severa, de gran compostura y elegancia, con una serenidad del tinte ideal con modelos y sugestiones de raigambre medieval», concreta.