Un thriller sobre la corrupción, El reino, de Rodrigo Sorogoyen, con 13 candidaturas, y una comedia taquillera, Campeones, con 11, acaparan las nominaciones de la 33ª edición de los Premios Goya, cuya ceremonia tendrá lugar en Sevilla el 2 de febrero.

Son las dos películas industriales más importantes del año y quizás precisamente por ello han conseguido acaparar un mayor número de nominaciones en las categorías más importantes, las de mejor película, mejor director y mejor guion. Sin embargo, resulta inevitable mirar hacia el otro lado de la balanza en esta ocasión, puesto que la sorpresa ha llegado desde la periferia, en concreto de dos películas alejadas de los estándares prestablecidos como son Carmen y Lola y Entre dos aguas, que se han encargado de darle la vuelta a unos premios que suelen caracterizarse por su previsibilidad.

CASTELLONENSES // El cine made in Castellón también se abre paso en la carrera por los Goya. El corto 9 pasos, que opta también a los premios Forqué, codirigido por el castellonense Moises Romera y la valenciana Marisa Crespo, ha sido nominado como mejor cortometraje de ficción. Una cinta que tiene como protagonista al nulense Jordi Ballester, Wally Sanz a la fotografía y Luis Aguilar al montaje. Mientras Bikes, the movie, del también castellonense Manuel J. García, está nominada a al mejor película de animación.

La presencia de Arantxa Echevarrría e Isaki Lacuesta en la categoría de mejor película lleva implícita una lectura muy concreta en este año de cine español. Y es la valoración de la mirada autoral por encima de cualquier tipo de consideración comercial. Carmen y Lola se ha convertido en uno de los sleepers de la temporada, y Entre dos aguas, además de ganar la Concha de Oro del Festival de San Sebastián, supone la confirmación de Lacuesta como uno de los grandes directores españoles de nuestro tiempo.

La entrada en las nominaciones de dos películas a priori tan minoritarias como Carmen y Lola y Entre dos aguas, quizás no habría sido posible si la Academia no se hubiera abierto a una profunda renovación en sus últimos años con la entrada masiva de nuevos miembros pertenecientes a las nuevas generaciones. Tanto la antigua presidenta, la tristemente fallecida Yvonne Blake, como su sucesor, Mariano Barroso, se han esforzado en despojar a la institución de ese aire rancio que siempre le había caracterizado y dotarlo de un nuevo impulso generacional. Quizás por esa razón, películas minúsculas han conseguido una notoria representación para esta edición.

El nuevo cine español irrumpe con fuerza y tiene un marcado acento femenino. Por eso una de las grandes noticias de esta edición es que por primera vez en la historia hay tres directoras nominadas en el apartado de mejor dirección novel: Andrea Jaurrieta (Ana de día) Arantxa Echevarría (Carmen y Lola), y Celia Rico (Viaje al cuarto de una madre).

La batalla entre las películas de gran presupuesto y las más independientes está servida. Quizás por esa razón nos encontramos ante una de las ediciones de los Goya menos previsibles. Resulta complicado hacer apuestas entre el tirón popular de Campeones, el prestigio de Isaki Lacuesta o la sorpresa de Carmen y Lola.