Vinaròs dice sí a los toros. La coqueta plaza marinera se ha llenado este sábado hasta el límite del aforo permitido, únicamente 800 localidades, lo que permitieron las autoridades sanitarias. Es innegable que la provincia de Castellón, que no ha visto un pitón en todo el año, tiene ganas de toros y esta vez ha acudido al reclamo de una novillada sin picadores, un festejo muy distante, que no distinto, a las tardes de clavel y puro para ver a las figuras. ¡Eso sí es afición! Y eso que hubo un intento de derrocar el que se ha convertido en el primer festejo de lidia ordinaria de toda la Comunitat en tiempos de pandemia. Ni por esas. El mundo del toro saca músculo.

Además de los dos novilleros de la tierra, el acento castellonense lo puso la ganadería de Aida Jovani, que hacía su debut en esta temporada con un encierro bien presentado, acorde al festejo. Hubo novillos que desarrollaron nobleza y en general el conjunto se dejó.

En cuanto al resultado que ofrecieron los toreros de la tierra, Jorge Rivera y El Ceci, destacar que ambos fueron fieles a sus conceptos, tan distantes como distintos, pero complementarios y necesarios en la Fiesta. Jorge Rivera abanderó el toreo técnico e hizo gala de su oficio. Pide a gritos un salto de escalafón. Llegó al tendido con su toreo de mano baja y amplio repertorio, siempre con una actitud encomiable. Destacó al natural ante un novillo noble pero que le costó romper más hacia adelante. Ovación tras dos avisos.

Por su parte, el sello de la personalidad y la distinción llevó una vez más el nombre de Cecilio. No importaba la ausencia a veces de técnica, pues la belleza de su toreo se encuentra en la imperfección y la espontaneidad. Afloró todo de manera improvisada y se adivinan unas maneras de otro tiempo de cotizan al alza en tiempos donde la naturalidad brilla por su ausencia. Eso sí, sin espada no hay paraíso, así que era de afilar los aceros. Fue ovacionado tras aviso.

Eric Olivera, de Badajoz, mostró solvencia y claridad de ideas en una faena a más en la que el mal uso de los aceros le arrebató un premio importante, dando una vuelta al ruedo.

Mientras, Nek Romero fue el triunfador de la tarde al aprovechar el mejor novillo del encierro, un extraordinario astado de Aida Jovani. Toreó muy asentado y variado en todos los tercios, conectando con la gente. Mató de buena estocada y se llevó el Trofeo Llagostí al triunfador.