Siempre se ha dicho que Nules tiene una ubicación geográfica privilegiada. Tan cerca del mar como de la montaña, las comunicaciones y conexiones convierten a este municipio en un lugar escogido, e históricamente ha sido así para lo bueno y para lo malo, y de ello ha quedado una huella impresa en la memoria y el patrimonio que atesora que, en la actualidad, se ha convertido en su principal reclamo.

Porque cada rincón de Nules está cargado de historia, a pesar de que tiene la destrucción impresa en sus edificios más emblemáticos, pocos de los cuales sobrevivieron a la Guerra Civil, al ser la población una de las desvastadas por los bombardeos que asolaron la zona en los últimos envites de la conocida Batalla de Levante.

Testimonios. El recuerdo de lo que debió suceder y por lo tanto nunca debería repetirse conforma un catálogo de construcciones y monumentos desconocidos hasta el momento para el público en general. Ese sería el caso, por ejemplo, del conjunto de búnkeres declarados Bien de Relevancia Local, en muy buen estado de conservación, testigo fidedigno de lo que ocurrió allá por 1938.

Los búnkeres conforman una de las paradas obligadas en una ruta, recientemente creada, que repasa al detalle cómo Nules vivió la contienda y cómo trató de sobrellevar y superar sus consecuencias.

Especial mención merece el papel que jugaron las populares ‘casetes’ que constituyen el casco histórico del núcleo urbano de la playa, la conocida como primera línea. Un conjunto de viviendas construidas en su mayor parte en aquella época, y que fueron refugio para los vecinos y los soldados. La defensa de su valor etnológico e histórico es una de las banderas del municipio cara al exterior, porque muy pocas localidades de la Comunitat conservan en la actualidad este diseño tan propio de la vida rural valenciana, así que ‘les casetes’ no dejan de ser también un atractivo turístico que se está poniendo en valor.

La singularidad de Nules habla, por tanto, de historia y de patrimonio. Sus dos museos, el de Medallística --único de esta temática en España-- y el de Història, son la mejor enseña en este sentido. Pero también tiene que ver con el mar, con una playa prácticamente virgen que no ha sucumbido a los estragos urbanísticos de otros puntos del Mediterráneo. Y es naturaleza, la de la montaña que forma parte del término municipal con rutas emblemáticas y muy transitadas y, por supuesto, el paraje natural municipal de l’Estany, una pequeña albufera de agua dulce a pocos metros del mar, que es un oásis en medio del centro de su poblado marítimo.