La Escuela de Hostelería Costa de Azahar, de Castelló, fue el escenario de la presentación de la mítica bodega Carmelo Rodero.

La presentación de esta casa ribereña la realizó su propietario, Carmelo Rodero. Él contó a los presentes como se inició en este apasionante mundo. Con 14 años, empezó a cultivar la tierra con los primeros tractores que llegaron a la Ribera del Duero. Posteriormente, comenzó a comprar y cultivar sus propios viñedos y empezó a vender sus uvas a la legendaria bodega Vega Sicilia.

Convencido de que la calidad de sus "perlas negras" (como le gusta llamarlas) eran una excelente materia prima para elaborar unos de los mejores vinos del mundo, apostó por crear un proyecto propio, saliendo al mercado con la cosecha de 1991. Desde esta época y cada año sus creaciones han recibido infinidad de reconocimientos por la prensa y crítica especializada.

Actualmente cuentan con 120 hectáreas en diferentes parcelas. La edad del viñedo se sitúa en una media de 30 años, con cepas de 10 años y otras de 70. La variedad autóctona es tinta del país o tinto fino (tempranillo), que ocupa un 85% del viñedo, la cabernet Sauvignon, un 10%, y un 5%, la Merlot.

Carmelo dio a catar cuatro vinos a hosteleros y enófilos que asistieron a este evento.

El primero: Carmelo Rodero 9 meses, de 2017. El vino joven de esta firma. De color rubí intenso con tonalidades granates. Aromas elegantes, delicados, persistentes, florales, frutas rojas, y los propios de su paso por madera, lácteos y vainilla. En boca se muestra amplio, redondo, ideal para tomar en cualquier momento y guardar.

En segundo lugar, se cató el Carmelo Rodero Crianza 2016, 15 meses como mínimo en barrica de roble francés. De color rubí́ de capa alta, con matices rosáceos, limpio y brillante. Aromas varietales al primer ataque, acompañados de torrefactos suaves bien ensamblados con final de regaliz. En boca es estructurado, carnoso, intenso, equilibrado, largo y generoso en sensaciones gustativas.

En tercer lugar, se probó el Carmelo Rodero Reserva 2015, sorprendió por su elegancia y complejidad. Casi 4 años entre barrica y botella. Bonito color rojo picota, intenso con sutiles notas violáceas, ribetes teja y ambar que marca su crianza. Aromas de frutas maduras muy bien ensambladas con la madera, notas de vainilla, canela, café y tostados. En el paladar se muestra carnoso, prolongado y de acidez equilibrada. Armoniosos taninos maduros y suaves que llenan el paladar de sensaciones agradables.

El último, el hijo predilecto de Rodero, pago de Valtarreña 2015: presenta un color cereza, brillante y prácticamente sin ribete. Aromas intensos, agradables, complejos, fruta negra en sazón, tostados, cuero, cafés y especiados. En boca se muestra aterciopelado, carnoso, estructurado, fresco y equilibrado. Zarzamora, café con leche y minerales.

Carmelo despido el evento comprometiéndose a volver a Castellón, para presentar su vinos en la próxima añada