Veintidós años después de que lo hiciera su madre, Diana de Gales, el príncipe Enrique visitó ayer un campo desminado en Angola. Lo hizo equipado igual que ella, con un chaleco y con una máscara protectora. Y por el mismo motivo: concienciar sobre la eliminación de estos explosivos tan peligrosos y prohibir su uso.

Las imágenes de la princesa Diana en Angola caminando entre carteles rojos con calaveras con máscara y un chaleco de The Halo Trust -la organización británica que trabaja para eliminar las minas terrestres implantadas durante guerra civil que vivió Angola entre 1975 y 2002- por los campos que estaban siendo limpiados por la organización dieron la vuelta al mundo en 1997, pocos meses antes de su muerte en un accidente de tráfico en París. Su gesto formaba parte de la Campaña internacional para la prohibición de las minas, que en ese mismo año se alzó con el premio Nobel de la Paz. El duque de Sussex visitó ayer un campo de desminado en Angola. Allí detonó remotamente una mina en una explosión controlada.