«Somos un poco como la Coca- Cola, no podemos separar los dos nombres, nuestro trabajo perdería su significado al estar separados», declaran Domenico Dolce y Stefano Gabbana. Por eso serán los descendientes de ambos las que tomarán el relevo en su empresa de moda. «Las generaciones pasan y la familia permanece», aseguran en una entrevista para el Corriere della Sera.

La pareja de diseñadores afirma que no piensan en jubilarse ni vender la compañía a otro grupo, como ya les han ofrecido en varias ocasiones. Sin embargo, son conscientes de que cara al futuro se trata de una marca que da de comer a un montón de familias: tienen 200 empresas trabajando para el grupo, ingresan casi 1.350 millones de euros al año, tienen 300 tiendas, 220 propias y 80 franquiciadas. «Damos empleo directamente a unas 5.500 personas, que se convierten en 25.000 con las industrias relacionadas», señala Dolce, de 61 años, y añade: «Nunca imaginamos construir todo esto, solo queríamos hacer buena ropa, hacerlo bien, con amor».