El presidente de Rusia, Vladímir Putin, abordó ayer con su homólogo sirio, Bachar al Asad, el cumplimiento del alto el fuego en Idlib, acordado por Moscú y Ankara a principios del mes, según informó el Kremlin. Ambos mandatarios conversaron por teléfono sobre la situación actual en Siria, en particular, «en el contexto de la implementación del acuerdo ruso-turco del 5 de marzo para estabilizar la situación en la zona de Idlib», según una nota oficial.

Putin y Al Asad también hablaron del funcionamiento del Comité Constitucional sirio para impulsar el proceso de paz en el país árabe y de la ayuda humanitaria. Ambos acordaron continuar sus contactos.

Rusia, aliada de Damasco, y Turquía, valedora de la oposición siria, acordaron el 5 de marzo un nuevo cese de hostilidades en Idlib, último bastión opositor del país, para atajar la escalada de la tensión que siguió a la muerte de una treintena de soldados turcos en un ataque de las tropas sirias. Además del alto el fuego, Moscú y Ankara acordaron crear un «corredor de seguridad» y patrullas conjuntas a lo largo de la carretera M4.

Además, ayer analizó la situación en Siria e Irak la coalición internacional liderada por Estados Unidos que lucha contra el Estado Islámico (EI). Esta fuerza cree que un año después de la derrota territorial del EI, con la pérdida de su califato, el grupo terrorista está «golpeado pero no acabado» en ninguno de los dos países, indicó el portavoz de la alianza, el coronel Myles B. Caggins III.

Las unidades estadounidenses se retiraron del norte de Siria en octubre por no entrar en conflicto con Turquía, que lanzó una ofensiva contra los kurdos, pero se posicionaron más tarde en la provincia de Deir al Zur para proteger las plantas de crudo y evitar la reinsurgencia de la organización extremista.