Más de una semana después de que el incendio más devastador de la historia de California comenzara a abrirse paso al norte de Sacramento, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha viajado a las zonas más castigadas por el fuego para transmitir su apoyo a las víctimas y los equipos de emergencia. Trump supervisará los daños causados por el Camp Fire, un incendio que ha matado a 71 personas y ha desplazado a decenas de miles más. Muchas de ellas están alojadas en refugios y campamentos de tiendas de campaña. Las autoridades han elevado a más de un millar de desaparecidos. El Camp Fire ha destruido alrededor de 12.000 viviendas, negocios y estructuras y, hasta ahora, solo se ha controlado el 55% de su campo de acción.

La visita de Trump ha servido para escenificar la tregua política con las autoridades demócratas de California, días después de que el presidente achacara los incendios a la mala gestión forestal, una conclusión que han rechazado los expertos. "No hay ningún motivo para que se produzcan estos incendios masivos, letales y costosos, salvo la ridícula gestión forestal", dijo Trump el pasado fin de semana.

Sus palabras levantaron ampollas en el estado, donde se criticó su falta de empatía hacia las miles de personas que lo han perdido todo, entre ellas, algunos de los bomberos que se están jugando la vida para controlar el fuego. La principal asociación de bomberos de California tildó sus declaraciones de "desinformadas, inoportunas y vejatorias para todos aquellos que están sufriendo".

PARADISE, ZONA CERO

Desde entonces Trump ha rebajado el nivel de las críticas y se ha solidarizado con las víctimas, al tiempo que se comprometía a trabajar con las autoridades californianas. El gobernador saliente, Jerry Brown, y el entrante Gavin Newsom, ambos demócratas, le acompañaron en su gira por las zonas más afectadas por el Camp Fire. La pequeña ciudad de Paradise, donde vivían unas 26.000 personas, es la zona cero del incendio. Buena parte de la localidad ha quedado convertida en un amasijo de ceniza y herrumbre. La mayoría de sus habitantes lo ha perdido todo.

"Es una pena. Parece que mucha más gente de la que se esperaba está desaparecida. Quiero pasar tiempo con los bomberos y los equipos de emergencia", ha dicho Trump al partir hacia California. "Vamos a hablar de la gestión forestal. Llevo mucho tiempo diciéndolo, la situación podría ser muy diferente".

Las partículas tóxicas que deja el incendio han situado temporalmente a San Francisco y Oakland entre las ciudades más contaminadas del mundo, según los datos recabados por Berkeley Earth. Rivalizan ahora con grandes centros de población de India, China y Bangladés.