El FC Barcelona empezó ayer a dar los primeros pasos de la temporada 2019-20. Horas antes de la presentación de Antoine Griezmann, el técnico, Ernesto Valverde, convocó a 14 jugadores del primer equipo, sin los que han participado en la Copa América, y a 5 del filial para las pruebas físicas y médicas. Fue el pistoletazo de salida a un curso que vuelve a iniciarse con la mirada puesta en la final de la Champions que se disputará en Estambul. Es otra vez el gran objetivo, después de enorme decepción de la eliminación ante el Liverpool, y cuando ya se cumplirán cinco años del último éxito continental, en la final de Berlín-2015. Los refuerzos del prometedor centrocampista holandés Frenkie de Jong y del consagrado Griezmann, aparte del portero suplente Neto, así lo indican.

El presidente, Josep Maria Bartomeu, lidera una ambiciosa política de fichajes, que ha relegado la idea de apostar por los jóvenes de una cantera menos fructífera que hace unos años. La alta competencia de otros grandes clubs europeos y esa necesidad de volver a levantar a Champions explican esta línea de actuación. En ese sentido, también se sitúa la posibilidad del retorno a la plantilla de Neymar Jr. En las últimas semanas es el propio brasileño quien está apurando la posibilidad. Si la llegada de Griezmann ya ha sido controvertida entre la masa social, por su renuncia a fichar el pasado año, ese debate se multiplicaría en el caso del actual delantero del PSG, que hace dos años le dio un portazo al Barça.