La nueva legislatura municipal que comenzó hace a penas seis meses, promete, tras escándalos con el de fiestas o turismo, ahora llega el cambio del código de buen gobierno.

El Ayuntamiento de Castellón tiene un código de buen gobierno propio desde 2006, que posteriormente se modificó en 2015 tras la petición de la oposición y el trabajo de una comisión no permanente creada al efecto, tras esta modificación el código se endureció por la insistencia de PSOE, Compromís y Esquerra Unida, el PP con mayoría absoluta no quiso imponer su postura y puso por delante aprobar el código por unanimidad, aunque fuese más duro de lo que queríamos, pero entendiendo que esta norma debe trascender legislaturas y aprobarla todos los partidos. Un código que firmamos todos los concejales hace apenas seis meses.

Esa norma es la que hizo dejar sus funciones a Brancal como vicealcaldesa al ser imputada. Entonces al PSOE no le corrían prisas por cambiarlo, es más, empujaron a Brancal, ya que toda esa estrategia les venía bien para restar votos a Compromís. Sin embargo ahora les han entrado las prisas por cambiarlo, no se sabe porque ahora lo quieren hacer mucho más laxo adhiriéndose a un código que ya existía en 2015 cuando se modificó el actual, pero todo sin consensuarlo, con prisas y mal.

Si lo aprueban, será con la complicidad de un Podemos entregado a la causa socialista que ha perdido sus principios y por un Compromís sin la valentía, pero será el código del mal gobierno que están demostrando día a día, un código que será papel mojado por no haberlo negociado con los partidos que representamos casi a la mitad de castellonenses.

*Secretario General y portavoz adjunto PPCS