Querido/a lector/a, deberíamos hablar de los Presupuestos del 2021. Entre otras razones porque es la época en la que se cierran, se presentan y se debaten en las Cortes. Pero, además, porque tenemos la novedad de que tener presupuestos nuevos y no prorrogar los del 2018, es una exigencia de la realidad y de la Unión Europea. De la realidad porque las consecuencias de la pandemia provocada por el coronavirus necesitan unas cuentas adecuadas a tan difíciles circunstancias. De la Unión Europea porque la concesión de subvenciones y préstamos vienen acompañadas de controles sobre el cómo y el para que vamos a utilizar esos fondos. Así es que, deberíamos hablar de presupuestos.

Pero lo triste del caso es que algunos de los que deberían potenciar ese debate porque son oposición y tienen la obligación de controlar la acción de Gobierno en lo que se refiere a las cuentas públicas, se olvidan (como dice un amigo mío) del turrón y se dedican a hablar del envoltorio. O dicho de otra forma, se olvidan de hablar del carácter expansivo de los presupuestos y sus repercusiones en las autonomías y en los ayuntamientos, en los pilares del Estado del Bienestar, en los sectores económicos afectados, en el I+D+I, en el déficit y la deuda,... y se dedican a hablar de Bildu, del «con quien» se aprueban los presupuestos. Por cierto, el pacto con Bildu puede provocar connotaciones morales, sin duda, pero en unos momentos en los que ETA no existe, Bildu es un partido legal y con mucha afiliación que no estuvo con ETA ni con su violencia, que la derecha española (AP) también se presentó a las elecciones sin pedir perdón del franquismo y, encima, cuando en democracia le ha interesado ha pactado con nacionalistas y hasta con Bildu.

Todo indica que este es un falso debate con más dosis de oportunismo, de querer debilitar electoralmente al actual Gobierno de España, que de conciencia. Deberíamos hablar de presupuestos. H

*Analista político