La larga noche de escrutinio de las elecciones municipales, autonómicas y europeas dibujó en España un escenario muy diverso, en el que los pactos poselectorales decidirán el color de muchos ayuntamientos, en ocasiones desplazando del poder a la lista más votada. La noche dejó sobre todo tres nombres propios: Ernest Maragall, que ganó las elecciones en Barcelona a Ada Colau; Carles Puigdemont, que se impuso de forma clara en el cuerpo a cuerpo con Oriol Junqueras en las elecciones europeas en Cataluña; y Manuela Carmena, que ganó las municipales en Madrid, pero no evitó que el bloque de derechas (conformado por PP, Cs y Vox) sume mayoría absoluta.

Los ganadores, números en mano, de las elecciones en España (PSOE) vivieron una noche agridulce. En Cataluña, el panorama es sumamente difícil e incluso contradictorio. En las municipales, ERC fue el partido más votado, pero no logró la hegemonía a la que aspiraba. Uno de los grandes premios de la noche, la alcaldía de Barcelona, la ganó ERC con Maragall. Pero también en la capital de Cataluña el resultado es muy complejo. Pese a la victoria de ERC, el independentismo se quedó lejos de la mayoría en la ciudad.

De la misma forma, Colau y el socialista Jaume Collboni (buen resultado el suyo, doblando los ediles del 2015) tampoco suman para gobernar. Mención especial merece el mal resultado de Manuel Valls, que logró solo un escaño más que Cs en el 2015 y que no consiguió ser ni líder de la oposición ni socio esencial para gobernar, a no ser que se desdiga de lo dicho durante la campaña electoral. Con solo 10 ediles (uno menos que Colau en el 2015), pactar es esencial para Maragall, que no suma con Junts per Catalunya, que solamente alcanzó los cinco ediles.

En términos españoles, el PSOE ganó las elecciones europeas, las municipales y en la mayoría de las comunidades autónomas en liza. Sin embargo, el desplome de Podemos y sus confluencias hace que en muchas administraciones un pacto a la andaluza (PP, Cs y Vox) pueda desplazar a la izquierda del poder.

Los candidatos situados a la izquierda del PSOE vivieron una noche amarga. La mayoría de los alcaldes del cambio fueron derrotados (Madrid, Barcelona, las ciudades gallegas, Zaragoza...). La división de la izquierda fue letal para Carmena en Madrid.

Los resultados en Madrid (ayuntamiento y comunidad) son la peor noticia del 26-M para el PSOE y oxígeno para Pablo Casado. El PP, pese a su descenso, evitó el sorpasso de Cs y puede mantener el poder en Madrid y en otros ayuntamientos y comunidades si la derecha (populares y Cs) pactan con la ultraderecha. Es decir, si Casado y Albert Rivera dan legitimidad a la entrada de los ultras en las instituciones. En su balance electoral, Sánchez llamaba a los otros partidos (en realidad, a Cs) a levantar el cordón sanitario al PSOE. Es muy improbable que sea así. En un momento en que en Europa los partidos se conjuran para frenar a la ultraderecha, la derecha española se dispone a darle carta de naturaleza a Vox antes que plantearse un pacto con el PSOE.

En el Parlamento Europeo, la presencia de los euroescépticos no será tan alta como se temía en un principio. Con una alta participación, el PP europeo ganó las elecciones a nivel continental, en las que los verdes y sobre todo los liberales lograron unos buenos resultados. También en Europa el bipartidismo se tambalea, al igual que en España: conservadores y socialdemócratas ya no suman mayoría en Bruselas.