Confieso que, sin ser de Podemos, he admirado al núcleo original de dirigentes de la formación. Y es que aparecer y a las primeras de cambio sacar eurodiputados y decenas de diputados al Congreso no es fácil. Sobre todo cuando la banca no ayuda a esta izquierda radical y la ley electoral no les deja espacio por venir del exterior de las instituciones del sistema. Para que quede claro el valor, recordaré que «el partido», «el PCE» de la lucha por las libertades democráticas apenas superó los 20 diputados y, otros, que también lo intentaron, no pasaron del testimonio. Sin embargo, Podemos supo sacar millones de votos y, de momento, parece que están ahí para quedarse.

La verdad es que nadie pensó que podrían llegar tan lejos. Entre otros motivos, supongo, porque no se le conocían líderes, no tenían organizaciones territoriales, etc. Pero mas allá de que La Sexta les echó una mano con la intención de que al popularizarlos le podían quitar unos votos al PSOE, ellos han sabido utilizar las consecuencias de la degeneración política y de las soluciones austerizidas que se utilizaron en la salida de la crisis para presentarse y defender una política, una socialdemocracia, con soluciones diferentes a las neoliberales y en defensa del bien común. Es decir, lo que por esa epoca reclamaba J. Habermas.

¿Qué ha pasado? ¿ Por qué pierden votos y, en dos ocasiones, han sido el problema de la gobernabilidad de la izquierda en España? Difícil de responder, pero posiblemente porque por ambición de partido y personal olvidan que lo importante no es superar al PSOE y ser el primer partido de la izquierda, sino ser útil y adquirir el reconocimiento de ser necesidad social. Por eso, ahora me gustan menos los dirigentes de Podemos.

*Analista político