Aapenas unas horas de la decisiva jornada electoral de mañana, con el respeto que merece el electorado y la prudencia que me impongo en la jornada de hoy, me permito compartir una reflexión que creo importante.

Las ciudadanas y ciudadanos tenemos mañana la oportunidad de decir alto y claro lo que queremos, del mismo modo que manifestaremos lo que no queremos.

Cada cual tenemos nuestra opción, pero lo importante y lo que está por encima de la diferencia, es el respeto que nos debemos todos y, aún por encima de ello, el respeto que debemos a los votantes; elijan lo que elijan, se decanten por lo que se decanten.

A veces tengo la sensación de que algunos ejercen y se comportan con una superioridad moral que me incomoda, pues resulta curioso ver cómo quien se reivindica adalid de la libertad, manifiesta con demasiada frecuencia poca tolerancia y bien poco respeto, en algunas ocasiones, por los resultados que avalan la participación democrática.

Esto pasa, hay quien reivindica y apela a la ciudadanía, pero cuando ésta habla no la quiere escuchar. Y es que cuando las ideas de uno son las que reciben mayor apoyo, para quienes las respaldan, los votantes saben lo que hacen; sin embargo, es habitual escuchar críticas al electorado, tachándolo de todo tipo de improperios si el resultado no le es a uno afín.

En una jornada como hoy, previa a la gran fiesta de la democracia --disculpen por emplear la manida expresión, pero resulta difícil no hacerlo en un escenario en el que no en todos los países disfrutan de la misma libertad; es responsable recordar la suerte y la responsabilidad que tenemos-- debemos reivindicar nuestra condición de demócratas y, además, ejercerla.

Mañana es un día para participar, de la forma que se estime oportuno, desde la defensa de lo que cada cual considere lo mejor para el colectivo, pero con la consciencia, el respeto y la honestidad que requiere la cita, especialmente la de mañana, que requiere votar con sentido de Estado y optimizando cada opinión para que éstas no caigan nunca en saco roto.

Tengamos una jornada electoral caracterizada por la participación, la afección y el compromiso con la mejora; el compromiso con lo colectivo, desde el respeto a la diferencia y la aceptación --con deportividad-- de la opción de cada cual.

*Presidente del Partido Popular de Peñíscola