El próximo domingo los españoles tenemos una cita con las urnas, pero no es una cita más. Si bien todas son importantes, las elecciones del día 26 adquieren una relevancia especial. Según apuntan todos los sondeos solo caben dos opciones: o un gobierno moderado y reformista liderado por el PP o un gobierno de extremistas y radicales liderado por Podemos y condicionado por los independentistas.

El 26J no se decide, como hasta ahora, entre un gobierno de centro-derecha o uno de centro-izquierda. Los españoles, los castellonenses, estamos ante la mayor encrucijada de nuestra historia democrática. Está en juego nuestro futuro como sociedad y como país.

La izquierda moderada, el centro izquierda que debería tener al PSOE como referencia, ha desaparecido. El PSOE se ha diluido y se ha visto arrollado por una coalición de radicales que, apoyados en movimientos separatistas, pretende alcanzar el Gobierno de España para, precisamente, romper España y acabar con el modelo de convivencia y libertades que representa la Constitución.

Un proceso que se ha visto alimentado por las ambiciones personales de determinados dirigentes socialistas, como Ximo Puig o Pedro Sánchez, que han despreciado el interés general de los ciudadanos y a cambio de sillones han herido de muerte y entregado un partido centenario a formaciones extremistas.

Este es el escenario y no otro. Un voto al PP es un voto para seguir con las reformas que generan empleo, crecimiento y bienestar. Para garantizar las pensiones, las prestaciones sociales, una educación libre de imposiciones, una sanidad de calidad y para todos. Para asegurar un futuro de prosperidad, de unidad, de solidaridad y de convivencia entre todos los españoles.

De lo contrario, nos exponemos a experimentos populistas con el empleo, con las pensiones, con la sociedad del bienestar, con la educación. Nos exponemos a un Gobierno como el que sufrimos en la Comunitat, que ha hecho del recorte de libertades, del sectarismo, de la imposición y del enchufismo su hoja de ruta.

La única posibilidad que tienen los radicales de ganar es que el voto moderado se divida, y con lo que hay en juego no se puede cometer el riesgo de votar a intermediarios.

El PP ha demostrado siempre ser sinónimo de empleo, crecimiento y prosperidad. Y si algo ha evidenciado el extremismo es ser una máquina de generar paro, pobreza y frustración.

Por todo ello, hoy pido un voto a favor del futuro, a favor de Castellón, a favor de la Comunitat Valenciana y a favor de España. H

*Presidenta del Partido Popular de la Comunitat Valenciana