Querido/a lector/a, el sábado al leer la prensa me acorde de aquella idea que he repetido en este rincón y viene a decir que la política tiene serios enemigos. En concreto, y en diferentes circunstancias, me he referido a su fragilidad respecto de otros poderes (como el económico) que dificultan o impiden su autonomía. O también, el que provocan los propios políticos, o alguno de ellos, no todos, con su incoherencia.

Comentario, este, que viene al caso porque el sábado leí que las principales familias del Parlamento Europeo, las fuerzas europeístas, han impulsado un acuerdo para que la extrema derecha, los que anunciaron que llegaban para romper o poner en serias dificultades al proyecto europeo, no ocupen cargos.

Acuerdos que parece que ya han comenzado a funcionar porque, de momento, han imposibilitado que esa extrema derecha ocupe alguna de las dos vicepresidencias. Ahora están en juego las presidencias de 20 comisiones y todo apunta a que pasaran la mano por la pared.

Pero lo tan llamativo como incoherente es que mientras el PP y Ciudadanos dicen que están en los grupos popular y liberal de la Eurocamara defendiendo el europeísmo e imposibilitando el avance de los Vox, Salvini, Le Pen, aquí, en España, pactan con ellos y por ocupar poder llevan a los gobiernos parte del programa político de esta gente.

Pero la incoherencia de algunos de estos políticos aumenta porque, de vez en cuando, esa derecha más civilizada vota con la extrema porque comparten algunas de las políticas (la economía neoliberal, inmigración…) aun sabiendo que violan el espíritu europeo de solidaridad. Esa actitud es enemiga del progreso y, sin duda, del europeísmo.

*Analista político