Las redes sociales aunque permiten estar en contacto con amigos y familiares, además de conocer nueva gente, pueden ser fuente de problemas que afecten a la salud mental.

Instagram es la tercera red social más popular del mundo, con más de mil millones de usuarios, la mayoría adolescentes que tienen una dependencia por la aplicación. Debido a que muchos de ellos experimentan verdadera angustia, afectando a su estado de ánimo, si no reciben muchos corazones (expresión equivalente al me gusta en Facebook), Instagram está instaurando, poco a poco en todos los países, que los me gusta no sean visibles públicamente, para que el usuario se preocupe más de compartir vivencias que de conseguir un mayor número de likes.

Y es que muchos jóvenes ven afectada su autoestima a partir de la tiranía de estos likes. Un reciente estudio asegura que cuatro de cada cinco jóvenes afirman que el uso de las redes sociales provoca que sus sentimientos de ansiedad empeoren. Ver amigos constantemente de vacaciones o disfrutando de las noches, puede hacer que los jóvenes sientan que se están perdiendo cosas mientras que otros disfrutan de la vida. Las imágenes que se ofrecen (poco reales la mayoría de las veces) fomentan en muchos jóvenes baja autoestima y el nocivo hábito de compararse con los demás, pensando siempre que la hierba del vecino es más verde que la suya. Y la realidad es que el césped es igual en todas las parcelas. Lo que ocurre es que mirándolo de lejos, parece más verde y uniforme, pero si uno se acerca lo suficiente, también tiene calvas, zonas donde crece más que en otras…

Solo hay que ser uno mismo sin competir ni compararse con nadie pues la realidad es que nuestra envidia dura más que la felicidad de aquellos a quienes envidiamos.

*Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)