Como quien no ve estaba viendo tranquilamente la pantalla en la que aparecía personal sanitario hablando --¡cómo no!-- de la pandemia que nos asola en la actualidad. Una de las enfermeras --o, quizá, médica, no sé-- se refería al trabajo que están realizando y a las dificultades con que se encuentran. Su monólogo subió de tono e intentó transmitir a los familiares de los afectados confianza en la misión de los sanitarios: «Confíen en nosotros --imploraba--, no los abandonamos, estamos con ellos, con los enfermos, y estén ustedes tranquilos…». Era un grito a la esperanza y a la confianza por el esfuerzo que están realizando quienes velan siempre por nuestra salud. Sus últimas palabras fueron acompañadas de unas sentidas lágrimas que dejaban entrever una evidente impotencia ante tan gran conmoción.

La verdad es que el personal de la rama médica, especialmente, así como las fuerzas de seguridad, están realizando una encomiable labor y merecen nuestro más sincero reconocimiento. Dentro de poco, espero, la pandemia del covid-19 dejará de ser una realidad para convertirse en un recuerdo doloroso, pero superado gracias al trabajo de muchos.

TAMBIÉN ES EJEMPLAR --y casi general-- el comportamiento de los ciudadanos que se han confinado para contribuir, así, a frenar el avance de este virus en nuestro país. Confinamiento que ha dejado un espacio para la reflexión sobre las preguntas cruciales de la vida: quiénes somos, qué somos, en definitiva, y hacia dónde vamos.

*Profesor