En mi opinión, no hay mayor orgullo que servir a tu país como cargo electo en el Congreso. Tener la posibilidad de legislar para solucionar los problemas de la provincia o trasladar a la Cámara Baja las necesidades de los castellonenses es un privilegio que hay que afrontar con responsabilidad y sentido de Estado.

Pero, en el caso del PSOE, lo que acabó mal, mal ha empezado. La legislatura anterior acababa con las cesiones de Sánchez a los independentistas por un puñado de días en Moncloa, y ésta ha empezado con el espectáculo en la toma de posesión por parte de los independentistas, definiéndose como «presos políticos» en España y hablando de no sé qué «República», con la complicidad de la socialista Meritxell Batet.

Albert Rivera fue el único líder que defendió nuestra Constitución y la dignidad del pueblo español ante las humillaciones de los separatistas que vimos en el Congreso. Pero si algo descubrimos también en la sesión constitutiva es el motivo por el cual querían a Batet de presidenta, por su complicidad y capacidad de mirar hacia otro lado. Mientras tengamos un Gobierno en Madrid débil frente a los independentistas, no avanzaremos en los grandes retos que tiene España por delante.

En Cs seguiremos defendiendo las verdaderas prioridades de los ciudadanos, como acabar con la temporalidad y precariedad en el empleo, avanzar en la conciliación laboral para fomentar la natalidad y, en el caso de Castellón, seguiremos proponiendo soluciones para la España vaciada y mitigar el despoblamiento del interior. Ciudadanos seguirá siendo el dique de contención frente al nacionalismo, el proyecto para modernizar el país y afrontar la verdaderas reformas de regeneración en las instituciones que el bipartidismo no es capaz de asumir.

*Diputada de Ciudadanos en el Congreso por la provincia de Castellón