Vamos de videoconferencia en videoconferencia y hacemos posible el oxímoron: no parar estando parados. El sábado 25 de abril tuvimos una sesión especialmente importante. Estaba la máxima representación del municipalismo valenciano: presidente y ejecutiva de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP) con los tres presidentes de las diputaciones, todos con el President de la Generalitat, Ximo Puig. Se trataron temas de gran interés: apoyar desde el municipalismo el Pacto Valenciano por la Reconstrucción, reivindicar la Declaración Institucional de la FVMP y recoger propuestas sobre una desescalada prudente, responsable y tranquila. La Declaración Institucional incide en un aspecto de sumo interés para la administración local: insta al gobierno central a que ayuntamientos y diputaciones puedan utilizar los superávits y remanentes en los fondos de lucha contra la pandemia, a lo que la Diputación de Castellón añade la absoluta necesidad de una moratoria de los Planes Económicos Financieros que afectan a muchos ayuntamientos y que permitiría hacer uso de esos remanentes y superávits.

En la reunión, el President Ximo Puig llamaba a la necesaria corresponsabilidad de todas las administraciones e incidía en el hecho, muy cierto por otra parte, de que los ayuntamientos solicitan fondos a la Generalitat, la Generalitat al Gobierno central y el gobierno central a Europa, y que la ayuda de Europa y la respuesta de Europa iban a ser esenciales en la salida de la crisis económica y social que seguirá a la crisis sanitaria en la que estamos inmersos.

AL QUE SUSCRIBE, europeísta confeso y mártir, esta cuestión le parece clave. A la entrañable y vieja Europa todos los gobiernos nacionales la citan para mal cuando se trata de eludir responsabilidades y nadie se acuerda de ella para bien cuando hay logros que vender. Es más, se habla de una Europa insolidaria, cuando en muchas ocasiones los insolidarios son algunos gobiernos ultranacionalistas europeos muy contrarios a la idea de Europa. Pero, afortunadamente, Europa continua adelante y las últimas noticias que nos llegan son alentadoras. El Consejo de Europa ya ha dado el visto bueno para ayudas de urgencia de medio billón de euros y ha encargado a la Comisión un Plan de Reconstrucción de la economía europea. No se entra en detalles, ni en contenidos concretos pero se ordena su inmediata elaboración. Parece que movilizará billón y medio de euros, con una gran emisión de deuda común y todo muy ligado al presupuesto comunitario. Todo esto se acerca mucho a la proposición española y, aunque no se han superado los desencuentros, sí que parece haber una nueva sintonía que acerca posturas.

Todos sabemos que a la bella princesa fenicia, Europa, la raptó el lujurioso Zeus transmutado en un bello toro blanco, pero es menos conocida la continuación de la historia. El padre de Europa, Agenor, envió a Cadmo, su hermano, a buscarla, advirtiéndole que no volviera a palacio sin haberla encontrado. Cadmo después de muchos viajes y desvelos, perdida la esperanza de encontrar a su hermana, acudió al oráculo de Delfos y este le dijo: «En un campo desierto hallarás a una vaca, sigue sus pisadas y en el lugar que ella se detenga, funda una ciudad». Así lo hizo Cadmo y en esas estamos nosotros. Buscando a Europa, hemos fundado una ciudad, una construcción política que realmente vale la pena. La UE es la hacedora de un nuevo artefacto político, de un novedoso artificio civilizatorio capaz de organizar la convivencia entre ciudadanos libres e iguales más allá de identidades particulares y excluyentes.

Bienvenida, pues, Europa. Bienvenida Miss Europa, que nos traiga un renovado Plan Marshall, ahora sí, europeo, y que muy al contrario de Bienvenido, Mister Marshall, la inolvidable película de Berlanga, no pase de largo y se quede, se quede para ayudarnos en la necesaria reactivación económica post-covid. Marshall, el Plan Marshall, ahora viene de Europa.

*Presidente de la Diputación de Castellón