Es cierto que no es difícil alcanzar varios centenares de amigos en las redes sociales, pero la ciencia dice que nuestro cerebro sólo puede gestionar con eficacia un máximo de 150. Robin Dunbar, profesor de la Universidad de Oxford, ha realizado diferentes estudios que indican que no se puede pasar de ese número porque, a partir de esa cantidad, la falta de consistencia hace que se deterioren las relaciones. Esto es debido a que para hacer y conservar amigos se requiere mucho esfuerzo, desde ajustar la agenda para pasar tiempo con ellos, hasta ejercitar la memoria para recordar una buena cantidad de información (experiencias, fechas importantes, etc.). En verdad, esa cifra de 150 amigos se agrupa en lo que se conoce como teoría de los círculos, de tal forma que las relaciones se distribuyen en capas o círculos en función de los niveles de intimidad. Así, la mayoría de nosotros, tiene de 3 a 5 relaciones muy cercanas (familia, amistades íntimas o pareja). Después hay alrededor de 10 buenos amigos, un grupo de 30 a 35 personas con las que trata con frecuencia y, por último, un grupo de 100 conocidos que se ven de manera ocasional. Es decir, los amigos se agrupan formando una serie de círculos de tamaño creciente en su expansión y de calidad decreciente en la vinculación. Qué duda cabe que las redes sociales han cambiando la naturaleza de las interacciones, pues la tecnología ha permitido estar conectados a un mayor número de personas. Pero esto no significa que la capacidad para relacionarse haya aumentado, ya que las redes han hecho que se tengan más conocidos, pero menos amigos. Ahora se puede saber lo que desayuna una persona al instante pero ¿significa eso que se le conoce mejor?. Ya dijo Aristóteles que quien es amigo de todos, no es amigo de nadie.

*Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)