Si este 2021 fuese un año convencional, con la previsible agenda habitual, en estos días estaríamos en la Feria Internacional de Turismo de Madrid, Fitur. La promoción de nuestro destino turístico, de la mano del sector, y junto a las marcas paraguas que también amparan nuestra oferta turística, era una de las principales actividades que centraban el arranque de cada año, tras las fiestas, con los últimos preparativos y la exigente e intensa asistencia a la ineludible cita en la capital.

El año pasado nos marchamos a Madrid con la desazón de los devastadores efectos que la borrasca Gloria estaba causando en nuestro litoral. Yo llegué a la feria un día más tarde de lo habitual, delegando en mi equipo todas las citas convenidas en la feria para esa jornada. Me quedé en Peñíscola afrontando las primeras horas tras un temporal que venía a avisarnos que los próximos meses iban a cambiarlo todo.

Ni siquiera imaginábamos cómo iba a ser de distinto ese año para el sector turístico y arrancamos un nuevo año, un año después, con demasiadas incógnitas, a pesar de haber tenido muchos meses para tratar de evitar el desastre que se nos viene.

Apuntalándonos en la experiencia y compromiso de nuestras empresas y trabajadores del sector, desde el Ayuntamiento hicimos un esfuerzo sobrehumano para tratar de reactivar la actividad económica dentro de la necesaria seguridad, la temporada pasada. Pasamos, posiblemente, el verano más difícil desde que tengo la responsabilidad de la alcaldía de uno de los destinos turísticos referencia de nuestro litoral.

Tras una temporada demasiado corta, comenzamos los meses de la planificación entre datos de crecimiento de los contagios.

Sin embargo, el capitán del barco desapareció. Cuando tocaba trabajar con previsión para salvar vidas y salvar la economía de las familias de este país, simplemente desapareció. El presidente del Gobierno se esfumaba parapetándose en los gobiernos regionales, agazapado, esperando a que la gravísima crisis se esfumase sin despeinarse ni mancharse el traje.

Hoy tenemos más contagios que en ningún otro momento de esta pandemia del covid y una presión hospitalaria absolutamente inaceptable, sin que se hayan previsto los mecanismos ni los recursos necesarios para hacer frente ala situación; y sin que se haya trazado un plan de ayuda y de sostén al sector a quien están haciéndole pagar injustamente todas las culpas. No se trata de limosna, se trata de garantizar el futuro del país que ha sido líder mundial en el sector durante años.

Esta semana, seguimos sin tests masivos pese al descontrol de la transmisión comunitaria, seguimos sin refuerzos necesarios en el sistema de rastreo, en los equipos de salud pública ni en el personal sanitario de primera línea que está absolutamente exprimido; y se les ocurre cerrar la hostelería, como la gran medida a aplicar, olvidando las obligaciones de su administración, poniendo el foco en un sector que no es la causa de donde estamos. H

*Alcalde de Peñíscola