Otros artículos con el mismo título acabaron reproduciendo lo que criticaban y el error fue del articulista. Por ejemplo, tiene cierta fama el artículo del historiador Ricardo de la Cierva criticando la designación de Adolfo Suárez en la Transición. Yo no temo equivocarme y juzgo de error histórico lo que sucedió hace solo unos días, exactamente el 31 de enero de 2020. Gran Bretaña se ha salido de la Unión Europea.

Contrariamente a lo que creía Rousseau, a veces los cuerpos electorales, torticeramente manipulados e incompetentemente liderados, se equivocan. Aquí tenemos una muestra. Quizá los británicos aún no han acabado de asimilar la pérdida de su imperio. La negociación con la UE está abierta y esperemos que el error no se agrande. El peligro está ahí y tal vez quieran convertir el viejo imperio en un gran paraíso fiscal con bajos impuestos, pocas regulaciones, muy al borde de la delincuencia y el pirateo, ahora financiero. Sería un triste sino para un país en tantas cosas admirable. Ellos verán.

Mientras tanto, nosotros a lo nuestro. Y lo nuestro se llama más y más Europa. El maestro Ortega, gran adalid de la idea de Europa, en La rebelión de las masas, premonitoriamente ya veía la insuficiencia del estado-nación y a Europa como gran artificio civilizatorio: «Europa se ha hecho en forma de pequeñas naciones. En cierto modo, la idea y el sentimiento nacionales han sido su invención más característica. Y ahora se ve obligada a superarse a sí misma. Ese es el esquema del drama enorme que va a representarse en los años venideros. ¿Sabrá liberarse de supervivencias o quedará prisionera para siempre de ellas?(…) La Unidad Europea no es una fantasía sino que es la realidad misma, y la fantasía es precisamente lo otro, la creencia de que Francia, Alemania, Italia o España son realidades sustantivas, completas e independientes». El libro data de 1929.

En la actualidad, Habermas, desde otra postura ideológica, coincide plenamente con Ortega en la insuficiencia del estado-nación: «Las diversas tendencias a la globalización de las comunicaciones, de la producción económica y de su financiación, de las transferencias en tecnología y armamento, del comercio de drogas y de la criminalidad y de los peligros estratégicos y económicos, nos confrontan con problemas que no pueden solucionarse dentro del marco del estado nacional». Y ligado a esa insuficiencia, la necesidad de una mayor integración, de más Europa: «En este sentido resulta instructiva la prueba a la que se ha de someter ahora la UE. A saber, tiene que poner a prueba la voluntad y la capacidad de los ciudadanos, de las élites políticas y de los medios de comunicación de masas, de dar, al menos en la Eurozona, el siguiente paso hacia la integración y así hacer avanzar un paso más la civilización del ejercicio del dominio político».

Porque Habermas y otros europeistas saben donde está el peligro: «Debido a la creciente desigualdad social, ansiedad y aumento de la inseguridad dentro de una población, existe la tentación de replegarse tras fronteras familiares en las que creemos que podemos confiar y aferrarse a entidades

Sería un inmenso error reproducir el brexit. Europa sobre todo es Unión, una Unión que nos ha dado paz, libertad, justicia, derechos sociales y bienestar. Unos valores de los que disfrutamos. ¡Cómo para salirse del Club!

*Presidente de la Diputación