Hoy empieza la fase 2 para los castellonenses, un avance que genera cierta alegría por ir ‘normalizando’ nuestro día a día. Aunque el virus sigue ahí, seguro que, si somos respetuosos y solidarios, saldremos fortalecidos.

Pero en esta segunda fase siguen existiendo muchas incógnitas entre las familias. Estas no saben cómo van a poder conciliar si sus hijos no van a ir al colegio; no saben cómo se va iniciar el próximo curso y si serán los elegidos para ir a las clases presenciales; o no saben si se ofrecerán los recursos necesarios para atender con calidad a los niños con necesidades especiales.

En este último punto me paro, porque me parece alarmante que en plena crisis sanitaria la Ministra Celaá siga adelante con una Ley de Educación sin consenso, en la que prima la ideología y que es un ataque a la libertad. Un ataque a la libertad que se traduce incluso en el cierre de los Centros de Educación Especial. Y no es una denuncia de Cs, es una denuncia social. Centenares de entidades y padres se han unido para reclamar la libertad a poder optar tanto a Centros de Educación Especial como a centros ordinarios. Están en su derecho y por ello, alguien debería recordarle al Gobierno del Retroceso que ‘mi libertad se termina donde empieza la de los demás’.

De igual forma que Marzà, quien en lugar de criticar esta discriminación sigue el ejemplo de la Ministra. En cinco años de Botànic no ha dotado de recursos suficientes a los niños con necesidades educativas especiales. Mientras tanto desde Cs seguiremos insistiendo en un Pacto por la Educación a una generación que vele por la libertad y por la igualdad.

*Portavoz provincial y diputada autonómica de Ciudadanos por Castellón