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La lucha contra la economía sumergida que impulsa Hacienda en negocios proclives al fraude o la evasión tributaria ha dado ahora un nuevo paso con la investigación sorpresa llevada a cabo en una conocida discoteca de Ibiza, así como en un lujoso hotel de la isla. Inspectores de la Agencia Tributaria con custodia policial irrumpieron en los locales para comprobar a la hora del cierre de las cajas registradoras la legalidad de sus contabilidades. Se trata de una investigación parecida a la realizada a principios de verano en otras populares discotecas donde se detectó una irregularidad muy extendida consistente en vender tíquets de consumición que luego se destruían, por lo que la venta quedaba sin documentar, como si no hubiera existido.

Independientemente de estas operaciones, que por supuesto no han de servir para criminalizar a todo el sector del ocio nocturno, resultan un buen paso para combatir las zonas más negras de una economía que se encuentra entre las más destacadas de la Unión Europea en cuanto a proporción de actividad escamoteada al control fiscal. Y eso debe extenderse con firmeza con un plan fiscal riguroso, mayores medios de Hacienda para perseguir el delito y con una mayor concienciación ciudadana sobre la importancia de pagar los impuestos para sufragar los servicios.