Si hay algo que me enorgullece decir allá donde voy es que soy de Vila-real. Y ayer fue uno de los días más importantes para nuestra ciudad, aunque entre nosotros decimos aquello del poble, somos una ciudad de primera y, ayer, se volvió a demostrar.

Ayer celebramos el centenario del patronazgo de Sant Pasqual y lo hicimos con una misa y una procesión que volvió a demostrar nuestros orígenes, tradiciones y nuestra forma de entender la vida y de sentir. Esta semana de fiestas es una clara fotografía de nuestra manera de ser: desde el cordonet de Sant Pasqual hasta la xulla, cenar empedrao o disfrutar de las tradiciones, las taurinas, las culturales y las sociales. En cualquier rincón de nuestra ciudad se respira celebración y alegría. No hay diferencia que separen a los vila-realenses estas fiestas.

Honrar a nuestro patrón con flores, disfrutar de las fiestas con concordia y con armonía y, sobre todo, ser un referente en todo lo que implica ser una ciudad acogedora y respetuosa. Porque si algo tiene bueno Vila-real es nuestro sentimiento de respeto y el carácter acogedor. De hecho, lo mejor de Vila-real, sin duda, es la gente. La buena gente que forma parte de esta ciudad trabajadora, humilde y que deslumbra al resto puesto que, con esfuerzo y sin hacer ruido, logra ser un referente deportivo, industrial y sobre todo un ejemplo de buen hacer.

La semana de fiestas del patrón, y luego en septiembre de nuestra Mare de Déu de Gràcia, son ejemplos de la forma de entender nuestra vida: somos una ciudad abierta, participativa y acogedora, orgullosa de su pasado y centrada en lograr un futuro de bienestar para todos.

*Portavoz del PP en Vila-real