Hace unas semanas la cantante colombiana Shakira se sinceró sobre la depresión que sufrió cuando perdió la voz hace dos años. Comentó que siempre pensó que algún día se irían de su vida cosas tan perecederas como la belleza y la juventud, pero nunca se planteó que su voz pudiera abandonarla.

Una hemorragia en las cuerdas vocales, a punto de comenzar la gira de su último disco, la dejó muda, situación que le hizo creer que perdería su voz para siempre, cayendo en una fuerte depresión. Aseguró que siempre estaba triste, enfadada y de mal humor, lo que le llevó a tener graves problemas con su pareja, Piqué.

Menciona que un día, su marido llegó a decirle que no quería un futuro con una mujer amargada y que saliera del agujero y se pusiera a trabajar. Es cierto que convivir con una persona que está deprimida no es fácil, pero no es el comentario más acertado que se debe hacer a alguien que atraviesa por un estado depresivo. A pesar de que la pareja suele ser la que mayor carga soporta, querido Gerard, la depresión no es una elección ni una debilidad, es un trastorno del estado de ánimo no escogido por el paciente, donde siempre, el que más sufre es quien la padece. La persona que convive con alguien con depresión debe saber escuchar y servir como recurso para el desahogo, actuando con tacto y paciencia, haciéndole llegar que se está a su lado.

Los síntomas son tan graves que llegan a afectar a todas las áreas de la vida puesla apatía, la tristeza y los pensamientos negativos ocupan todo el tiempo, impidiendo ver las cosas con claridad. A menudo, sienten vergüenza creyendo, erróneamente, que se puede superar solo con la fuerza de voluntad, pero la depresión rara vez mejora sin tratamiento. Sin embargo, con una terapia adecuada se sale del pozo en el que se está.

*Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)