Es cierto que a medida que nos hacemos mayores, la vida pinta más a drama que a comedia... Porque cuando somos niños nuestros sueños son pequeños, como nosotros. Soñamos con una pelota nueva, con una muñeca o con la bicicleta de nuestro primo. Pero de mayores, nuestros sueños son complejos, como nosotros, y muchas veces se dan de bruces con la realidad porque la realidad es muy distinta a como la creíamos ver de pequeños. Esa cruda realidad es la que están viviendo la inmensa mayoría de nuestros mayores, aquellos que nos han precedido y han hecho posible que hoy estemos aquí. Mayores que se dedican a cuidar a nuestros hijos, que nos ayudan económicamente y a veces incluso sustentan a toda la familia. Mayores que siguen cocinando, haciendo de canguros, haciendo de enfermeros… A ellos y a ellas dedico hoy este espacio de opinión porque ellos y ellas merecen toda nuestra atención y porque los ciudadanos merecemos políticas sociales que propicien una sociedad para todas las edades.

Por eso, desde el Grupo Municipal Popular hemos puesto en marcha una nueva iniciativa a la que hemos llamado Ruta del Mayor y a través de la que queremos acercarnos a esa realidad, conocer de primera mano sus inquietudes, atender sus sugerencias, y colaborar con los colectivos trasladando esas preocupaciones al equipo de gobierno del Ayuntamiento. En definitiva, tender un puente entre nuestros mayores y la política municipal. Porque nos necesitamos y debemos ayudarnos. Así lo he comprobado tras reunirme con unas cuantas asociaciones de mayores, acompañada de la que fuera concejala popular de gente mayor, la incombustible Marisa Ribes. Quieren servicios, programas adecuados a sus necesidades, actividades… pero sobre todo quieren que se les escuche. Tienen mucho que aportar porque tienen tras de sí la experiencia de los años vividos y el aprendizaje de los errores cometidos. El gobierno de esta ciudad debe trabajar para fomentar entornos que favorezcan la vejez activa, la educación permanente y el acceso a las tecnologías de la información y las comunicaciones así como al voluntariado y la acción cívica. Tener 70, 80 o 90 años no significa acabar una etapa, significa tener la sabiduría y la experiencia para no desaprovechar la oportunidad de volver a empezar. H

*Portavoz Grupo Municipal Popular en Castellón