Cada verano las altas temperaturas provocan golpes de calor que en algunos casos acaban en fallecimiento: más de una veintena el año pasado en España. Los profesionales sanitarios recomiendan extremar la precaución desde el momento en que los termómetros superen los 35 grados.

El 2015, que fue especialmente caluroso, los servicios sanitarios de las comunidades autónomas comunicaron al Ministerio de Sanidad 24 fallecimientos atribuibles a golpes de calor, una cifra que no se superaba desde el 2006, cuando hubo 21 muertes. De ellos, 15 se registraron en Madrid, 2 en Andalucía, 2 en Extremadura, 2 en Murcia, 1 en la Comunitat Valenciana, 1 en La Rioja y 1 en Aragón.

Cualquier persona expuesta durante un tiempo prolongado a una temperatura ambiental elevada es susceptible de sufrir un golpe de calor, un trastorno grave que puede causar la muerte, señala el doctor Javier García Alegría, del Hospital Costa del Sol.

Un golpe de calor no es más que la pérdida de esos mecanismos por una sobreexposición térmica intensa que hace que la temperatura corporal suba por encima de los 40 grados, lo que provoca una alteración en las funciones vitales (cardiovascular, metabólica, respiratoria y neurológica). H