El 58,1% de las mujeres aparca o ralentiza su carrera profesional tras tener hijos y permite así que sus parejas continúen con su trayectoria laboral. De hecho, los padres solo renuncian a seguir progresando en el trabajo en el 6,2% de los casos ante la misma situación. Son datos del estudio sociológico Somos equipo que presentó ayer la asociación Yo no renuncio, creada por el Club de Malasmadres, realizado a partir de 24.000 entrevistas sobre la corresponsabilidad en las familias españolas y que destaca la importancia de trabajar, precisamente, como un equipo en el hogar.

El estudio especifica que las decisiones de las mujeres que suponen una renuncia se refieren a solicitar reducción de jornada, excedencias o incluso abandonar el mercado laboral. No solo las mujeres que han sido madres declaran que han aparcado su carrera una vez que han tenido hijos, sino que incluso cuando aún no los han tenido ya creen que van a ser ellas las que van a tomar las decisiones de la renuncia en un 51,3% de los casos.

Laura Baena, presidenta de la asociación, aseguró que existen «barreras externas, las que pone el Estado no aprobando leyes y las de las empresas, pero también barreras internas, que se ponen en los hogares cuando el hombre no siente que la conciliación es su problema». Las diferencias entre hombres y mujeres se acortan respecto a la decisión de adaptar sus trabajos tras ser padres, es decir, cambiar el horario u optar por el teletrabajo, que en el caso de las madres es en el 20,6% y en los padres en el 14,5%.

ESTRUCTURAS HEREDADAS // El informe refleja que cuando las parejas aportan la misma cantidad de dinero al hogar, la mujer sigue siendo en el 45,2% la principal responsable de las tareas doméstico-familiares, frente al 9% de los casos. «No es el factor económico el que justifica el reparto desigual de tareas, sino que esa desigualdad se debe a estructuras heredadas de una cultura patriarcal», argumenta la socióloga Maite Egoscozabal, responsable de la investigación.

En este sentido, considera que las políticas empresariales y familiares que hay en España ven a la mujer «como principal proveedora de los servicios doméstico-familiares y esto tiene como consecuencia la perpetuación de los roles patriarcales». Como ejemplo, cita los permisos parentales, que para las madres llegan a las 16 semanas pero para los padres se quedan en 28 días.