El choque del crucero Opera, una nave de 54 metros de altura y 275 metros de eslora de la compañía italo-suiza MSC, que el domingo impactó en Venecia contra una embarcación turística con un centenar de pasajeros a bordo, volvió a prender ayer la mecha de la protesta contra la presencia de los grandes barcos en las aguas de la famosa ciudad nororiental italiana. El comité No Grandi Navi (No Grandes Naves), que desde hace años lucha contra el fenómeno, ha convocado una manifestación para el próximo sábado.

«Este incidente es la prueba de lo que venimos diciendo desde hace años», ha criticado el comité en un comunicado. «La ciudad y la laguna son incompatibles con estos monstruos. No hay que esperar a que se produzca una tragedia. Hay que poner fin ya a esta vergüenza», añaden.

El choque, que se produjo después de que se rompiera un cable de acero que ataba el crucero a un remolcador, se ha saldado finalmente con cuatro mujeres heridas.

sin alternativa // Los partidarios de alejar por completo a estos barcos de las aguas de Venecia dicen que cualquier ruta alternativa --dentro de las aguas de la laguna-- arruinará el ecosistema local, al requerir el dragado de los canales. «Estos barcos son un peligro para nuestros hogares, nuestros monumentos y nuestro ecosistema», lamentó Marco Gasparinetti, del movimiento Gruppo 25 Aprile. El canal de la Giudecca, la vía usada por los cruceros, es el principal acceso a la plaza de San Marcos.