«Cada semana hay una catástrofe natural debida a la crisis climática». Es el diagnóstico de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que afirma que «aunque estos desastres no acaparen la atención internacional, son suficientes para que los países en desarrollo se preparen para los profundos impactos que vendrán».

Catástrofes como el ciclón Idai, dónde murieron 300 personas el pasado mes de marzo, o el ciclón Kenneth, que afectó a 188.700 personas, generaron miles de titulares en la prensa internacional. Sin embargo, según el organismo suprainternacional, lo que muchos consideran «eventos sin importancia», que también causan muertes o desplazamientos forzados, no aparecen en ninguna noticia. Estos hechos, de acuerdo a la representante del secretario general para la Reducción del Riesgo de Desastres, Mami Mizutori, hacen ver al mundo que «esto no es en el futuro, es ahora».

El coste estimado de los desastres relacionados con el clima suman 520 billones de dólares (más de 460 billones de euros) cada año, mientras que el presupuesto destinado a la construcción de infraestructuras resistentes a los efectos del calentamiento global para los próximos 20 años es de un total de 2,7 billones de dólares (2,40 billones de euros).