Amediodía del 13 de enero del 2019, la Delegación del Gobierno informó de que un niño de dos años y medio, Julen Roselló, había caído por un pozo en la montaña de Totalán (Málaga). Un triste suceso que no hacía presagiar la lucha titánica que daría comienzo para, 13 días después, rescatar el cuerpo del pequeño de las entrañas de la tierra gracias a una extraordinaria y compleja obra civil en la que participaron expertos de toda España.

Un año después, un amigo de los padres que estaba aquella mañana con ellos preparando lo que iba a ser una alegre y soleada jornada de campo comiendo paella, se sentará mañana en el banquillo, acusado de homicidio imprudente por negligencia. La fiscalía pide tres años de cárcel para David Serrano, que para exculparse trató sin éxito de repartir las culpas entre el pocero que realizó la perforación, de casi 100 metros de profundidad, los técnicos encargados del rescate e incluso los padres, por no vigilar adecuadamente al menor.

LOS PEORES AUGURIOS / Aquel domingo, la caída del niño acaparó enseguida la atención, sobre todo al difundirse la primera imagen del pozo: un orificio de apenas 25 centímetros de diámetro que hizo dudar a muchos sobre si el pequeño podía estar allí. No fue hasta las cinco de la tarde cuando, gracias a un robot-sonda de una empresa de desatascos, se confirmaron los peores augurios posibles: el suelo estaba a 71 metros de profundidad.

Comenzó entonces una lucha heroica contra la montaña. Las excavadoras no podían ascender a la finca. Se intentó romper con una piqueta en el extremo de una cuerda el tapón formado con la tierra que Julen había arrastrado en su caída, pero fue en balde. Y tampoco funcionó la succionadora, que se atascó. Y se pasó a una de las mayores obras de ingeniería civil para arrebatar al niño de las fauces de la montaña. Se llamó a la Brigada de Rescate Minero de Asturias y a la empresa de geolocalización que participó en el auxilio de los 33 mineros de Chile. Los desprendimientos impidieron cavar en diagonal, por lo que se optó por abrir un hueco paralelo que se acabó conectando con el punto donde estaba el menor mediante un pequeño túnel. Se logró acceder al lugar donde estaba el niño la noche del 26 de enero, aunque fue infructuoso. Julen falleció tras la caída, según la autopsia.

LA INVESTIGACIÓN / Rescatado el cuerpo, tocó el turno de la investigación judicial. El fiscal acusa al propietario de la finca, David Serrano, de un delito de homicidio imprudente por cuanto no señalizó ni avisó debidamente a sus compañeros de excursión de la existencia del pozo, que, además, carecía de licencia y de cualquier tipo de seguro, y existen serias dudas acerca de si estaba cubierto o no, un detalle clave cara al juicio que empieza mañana.

«Jamás pensé que cabría un niño», dijo entre lágrimas. Su defensa se aferra a que era imposible prever lo ocurrido, y señala errores del rescate. José Roselló y Vicky García, los padres de Julen, piden tres años y medio de prisión. Refugiados en su vivienda de El Palo (Málaga), lloran a su hijo y tratan de rehacer su vida.